Por qué es tan peligrosa la placenta adherida (o acreta)
Su extracción tiene riesgo de sangrado masivo
Los ginecólogos ven cada día más casos de placenta adherida, también llamada acreta. Si en los años 50 se presentaba en 1 de cada 25.000 partos, ahora la incidencia es de 1 caso por cada 2.500 nacimientos. El auge de las cesáreas y de las cirugías pélvicas están detrás de muchos casos de malas implantaciones placentarias. Con la ayuda de la ginecóloga María Jesús Cancelo, jefe del Servicio de Ginecología del Hospital Universitario de Guadalajara, pasamos revista a esta grave complicación del parto.
Qué es placenta adherida o acreta
"Se trata de una placenta que tiene una anormal adherencia al útero y es capaz de penetrar en este órgano. Al no desprenderse durante el parto o hacerlo incorrectamente, se produce un sangrado masivo que pone en riesgo la vida de la madre", explica la especialista en Ginecología. Es una complicación del parto de primer orden que muchas veces pasa desapercibida en los controles prenatales. Lo normal es que la placenta salga de forma espontánea el llamado periodo de alumbramiento, una media hora después del nacimiento del bebé.
Cómo puede diagnosticarse la adherencia placentaria
Normalmente no hay signos de alarma hasta el parto pero es posible detectarlo mediante el ecógrafo. "El diagnóstico del acretismo placentario indica la doctora Cancelo- ha mejorado mediante la ecografía de las 18-20 semanas, la que se realiza en el segundo trimestre, y también en el ultrasonido del tercer trimestre". Cuando se detecta la placenta adherida, lo más importante es valorar en qué momento se va a poner punto y final al embarazo. Ese es "el punto clave" que va a determinar el éxito del alumbramiento.
Por qué aumenta el acretismo placentario
Existen dos factores de riesgo que incrementan la aparición de placenta adherida o acreta. Los detalla la especialista del Hospital Universitario de Guadalajara: "Uno de ellos es la localización de la placenta dentro del útero materno. La mala implantación (placenta previa, sobre el cuello del útero o en zonas uterinas poco comunes, como cicatrices) hace que aumenten las complicaciones. El segundo factor, que ha aumentado mucho en las últimas décadas, es las cirugías previas sobre el útero, ya sea por cesáreas previas, miomas o problemas pélvicos". Los especialistas creen que cada vez hallarán más placentas de estas características, por el aumento de la edad de la mujer y de la tasa de cesáreas.
Cuál es el tratamiento para prevenir el sangrado masivo
La complicación mayor de la placenta acreta es el sangrado masivo de la parturienta, por lo que en estos casos "es imprescindible la implicación de la mujer en el tratamiento". ¿Qué significa esto? "En la mayoría de los casos hay que extirpar el útero junto con la placenta, lo que supone el final de la vida reproductiva de la paciente", advierte María Jesús Cancelo.
La vía quirúrgica sirve para dar a luz y evitar el sangrado masivo, preservando la vida de la mujer. Si los ginecólogos tienen la certeza de que existe una placenta adherida, lo normal es que no intenten extirparla, sino que la extraigan junto con el útero.
Caso real: placenta acreta situada en la cicatriz de una cesárea previa
El equipo de la doctora Cancelo, ayudado por especialistas en Anestesiología, Cirugía Vascular y Pediatría, atendieron en diciembre de 2019 el caso de una mujer con placenta acreta situada en la zona de la cicatriz de una cesárea anterior. Un caso extremo, porque era imposible realizar una cesárea tradicional con seguridad ante el peligro de que la placenta sangrara al realizar la incisión en el útero para extraer al bebé.
Parto con "cesárea modificada y balón aórtico"
Los ginecólogos decidieron terminar el embarazo hacia la semana 35 y programó una compleja intervención en varias fases el día 26 de diciembre, en plenas fiestas de Navidad. Mereció la pena. Así se desarrolló el parto “casi imposible” en el Hospital Universitarios de Guadalajara:
- Se modifica la incisión tradicional de la cesárea para evitar la zona en la que está implantada la placenta adherida. Esta vez se hace justo debajo del ombligo.
- Se extrae todo el útero y la incisión para sacar a la bebé es realizada en el fondo uterino, para que en ningún momento se entre en contacto con la placenta, cuya extracción es muy peligrosa.
- Para que esto se consiga se implanta en la paciente “un balón aóartico con apertura y cierre intermitente para que irrigue los órganos”. La novedad es que este balón se introduce en la axila, no en la ingle, como es lo normal, para que los ginecólogos pudieran realizar sin problemas la cesárea modificada que hemos descrito.
- El bebé ya está fuera de peligro y se entrega a los neonatólogos del hospital.
- La última fase de la operación es la extracción del útero, con placenta incluida, para evitar el sangrado masivo.
La alegría de una nueva vida
Madre e hija se encuentran actualmente en buen estado. Después de la semejante hazaña médica, la doctora Cancelo explica lo que pasó por el corazón de su equipo en esos momentos: "Sentimos lo que en todas las cesáreas, la alegría de tener una nueva vida con nosotros. En este caso, preparamos muy bien la intervención y en ningún momento tuvimos sensación de intranquilidad".