Cómo afecta el medioambiente al desarrollo óptimo del niño
Bebés y niños, los más vulnerables a los tóxicos
La contaminación del medio ambiente afecta a todos seres vivos, incluido el ser humano. Los tóxicos pueden atacarnos a través del aire que respiramos a diario, el agua que ingerimos, también a través de la piel. Y de forma indirecta, por tomar alimentos contaminados. Además, los tóxicos del medioambiente afectan más a las personas en sus fases de desarrollo más precoces: embrión, feto, recién nacido y lactante.
Genética, añadida a factores ambientales
Niños, adolescentes, mujeres, embarazadas, personas de la tercera edad y enfermos crónicos o inmunodeprimidos notarán más el impacto de los tóxicos. Los bebés en gestación, en pleno desarrollo fetal, los niños y los adolescentes son los más vulnerables a la acción de contaminantes. Por eso es tan importante garantizar su correcto desarrollo en medio de tantos agentes potencialmente peligrosos.
Y para que el niño llegue a su máximo nivel de desarrollo y salud, lo que conocemos como desarrollo óptimo, han de conjugarse dos elementos: la genética propia de cada cual y los factores externos o medioambientales. Hay que tener en cuenta que cada factor que puede impactar en el desarrollo del pequeño tiene, además, posibles consecuencias negativas o positivas para el buen desarrollo del niño.
Por ejemplo, el humo del tabaco, que contiene sustancias cancerígenas y neurotóxicas, es un factor con consecuencias negativas para el desarrollo óptimo del niño, incluso cuando está dentro del vientre materno. Lo mismo sucede con el alcohol, uno de los tóxicos más que impacta más en el desarrollo del embrión y feto.
La salud ambiental influye en la humana
Cada vez se estudia más la influencia de la salud ambiental en la salud humana, debido al aumento de la contaminación. De hecho, la Organización Mundial de la Salud (OMS) definió en 1993 este concepto de salud ambiental como los “aspectos de la salud humana, incluyendo la calidad de vida, determinados por las interacciones de los agentes medioambientales físicos, químicos, biológicos, psíquicos y sociales”. A esto se une todo lo que puede hacer para “suavizar” y controlar los agentes del medioambiente que impactan en nuestro estado de salud.
Peligro, menores de cinco años
Los niños menores de cinco años son más débiles ante la exposición a tóxicos del medioambiente al encontrarse en pleno desarrollo orgánico y cerebral. Cuatro de cada diez casos de estas enfermedades medioambientales se da en entre los más pequeños de la familia. Los expertos aseguran que el mundo desarrollado ha cambiado incluso la forma en la que los niños y adolescentes enferman, lo que se denomina patrones de enfermedad:
- Asma. Los problemas respiratorios y el asma se han disparado desde 1980, duplicando su incidencia en niños.
- Trastornos del neurodesarrollo. Desde 1990 se han multiplicado los casos de trastornos por déficit de atención (con o sin hiperactividad), trastornos de conducta y adicciones.
- Cáncer. El cáncer crece a un ritmo anual del 1-1,5% anual entre niños y adolescentes.
- Enfermedades endocrinas. Crece la presencia de otras enfermedades como las que afectan a la glándula tiroides, el crecimiento, las alteraciones de la pubertad, la diabetes y la obesidad.
Menos contaminación, más salud
Los niños de países en desarrollo padecer enfermedades clásicas de la edad como enfermedades respiratorias o diarreas, y empiezan a detectar casos de dolencias nuevas, propias de entornos más desarrollados y por tanto, más contaminados. Incluso en menores de la misma edad, su naturaleza hace que los tóxicos se metabolicen de forma diferente según sea la carga genética de cada cual.
Si el bebé está todavía dentro del útero materno y se produce la exposición a un agente tóxico, la genética de la madre también actúa sobre el impacto en el feto, modificando la toxicidad y la repuesta del organismo a esa contaminación.
Después del nacimiento el cerebro del niño, su sistema inmunitario o su sistema nervioso siguen desarrollándose de una forma importante. Por no hablar de los cambios que habrá en la pubertad con la maduración del aparato genital y todo el desarrollo físico del adolescente. Por eso el niño tiene que estar en ambiente libre de contaminantes también en estos años de la infancia y adolescencia.
Cómo lograr el desarrollo óptimo del niño
- Evitar que el niño esté libre de humo de tabaco, incluso dentro del útero materno.
- No consumir alcohol durante el embarazo, ni siquiera cantidades pequeñas por efectos especialmente nocivos para el embrión y el feto.
- Tomar suplementos de ácido fólico y yodo unos meses antes y durante todo el embarazo para asegurar el correcto desarrollo del bebé.
- Antes de realizar una prueba diagnóstica con rayos X, consultar con el médico si se sospecha de embarazo.
- Mantener una dieta saludable rica en frutas verduras y hortalizas y hacer ejercicio regularmente.
- Vivir en un entorno saludable, con menor nivel de contaminación tanto dentro como fuera de casa.
- Completa tu "Hoja Verde", un test de salud medioambiental con recomendaciones personalizadas para lograr un embarazo sano y el desarrollo óptimo de tu bebé.