Cómo tratar la anemia durante el embarazo
Puede provocar parto prematuro o bajo peso del bebé
La anemia es la complicación hematológica más común en Obstetricia. Es la disminución en la concentración de hemoglobina en sangre, con reducción del valor del hematocrito. Para la Organización Mundial de la Salud (OMS), se considera anemia cuando la hemoglobina está por debajo de 11 gr/dl. En la mujer embarazada la más frecuente es la anemia por falta de hierro o ferropénica.
Esta falta de hierro en el embarazo, ya sea porque toméis poco en la dieta o porque se consuma más durante la gestación, o por las dos cosas, tiene como resultado la aparición de la anemia. Y si ésta es importante y no se corrige puede ocasionar partos pretérmino, bajo peso al nacer y aumento de morbilidad materno-fetal. La OMS achaca el 40% muertes maternas en el tercer mundo a la falta de hierro.
Cómo es la dieta para corregir la anemia
- Debéis consumir carnes de vacuno, ave o pescado que son alimentos ricos en hierro y que se absorben muy bien al no verse interferida su absorción por los componentes de la dieta.
- Las frutas con mucha vitamina C ayudan a la absorción del hierro.
- Tomad legumbres (judías, garbanzos, habas lentejas y soja), vegetales, cereales, leche y huevos.
- El hierro de los alimentos fortificados y los suplementos farmacológicos se absorbe peor, ya que los componentes de la dieta interfieren en su absorción. Por ello, tened cuidado sobre todo el té, el café y el calcio de la leche y derivados, lo que no quiere decir que suprimáis estos alimentos de vuestra dieta.
Cómo tomar suplementos de hierro
En general sólo se absorbe el 30% del hierro de la dieta y se necesitarían 27 mg/día para suplir las necesidades de la embarazada, que por cierto es imposible de aportar solo con la dieta. Este hecho hará que disminuya en sangre el hierro (ferropenia) y que sea necesaria la suplementación profiláctica de hierro: con dosis de 30-40 mg/día se previenen los estados de ferropenia materno-fetal.
Aunque no existe consenso sobre la suplementación profiláctica de hierro en países industrializados, la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO) se inclina por la suplementación con hierro puesto que los beneficios superan los potenciales riesgos.
Se recomienda tomar el hierro en ayunas (1 hora antes o 2 después de las comidas). Si hay intolerancia digestiva puede tomarse con alimentos que no sean: lácteos, huevos, café, té o pan, y evitar algunos medicamentos que influyen en la absorción como son los: antiácidos, tiroxina, metildopa y quinolonas.
Se puede iniciar la toma profiláctica de hierro pasada la mitad del embarazo y existen multitud de preparados, siendo el sulfato ferroso el que generalmente mejor se absorbe. De todos modos los tenéis en comprimidos, orales o en sobres. Elegid el que mejor toleréis con tal de que se eleven los niveles de hemoglobina 0.8 g/dl por semana. Y si bajáis de 11mg/dl de hemoglobina en cualquier momento del embarazo, debéis iniciar de inmediato la toma de hierro oral o inyectado, dependiendo de la intensidad de la anemia.
Por qué es tan importante el hierro para la embarazada
El hierro es un elemento esencial de las células. Los depósitos de hierro total en la no gestante son de 2,2 g y en gestante a término, 3,2 g. Durante el embarazo, las necesidades se incrementan casi 1g, de los que 2/3 se destinan a aumentar la masa de glóbulos rojos (eritrocitos o hematíes) maternos y 1/3 se destinan al feto y a la placenta . La lactancia materna añade entre 0,5 y 1 mg las necesidades diarias de la madre. Se consumen 0.8mg/día en el primer trimestre y 7.5 mg/día en el tercero. En definitiva, nos quedamos con un déficit de hierro al final de la gestación de aproximadamente 500 mg.
El hierro se distribuye así: 70% en la hemoglobina de los hematíes; 25% en la ferritina (depósitos); 3-4% en la mioglobina (musculo); y 1% en las enzimas celulares. Las concentraciones de ferritina en plasma guardan buena correlación con los depósitos totales de hierro corporal. La depleción de los depósitos de hierro tiene como resultado la aparición de anemia ferropénica y esto puede ocurrir porque exista un incremento de las necesidades o por una ingesta reducida.
Menos común es la anemia megaloblástica por déficit de ácido fólico y más raras las debidas a déficit de vitamina B12 . En cuanto a la distribución étnica, en la población de color son más comunes las anemias las debidas a la aparición de hemoglobina S; en la población mediterránea, las talasemias son muy frecuentes y nada tienen que ver con déficit de hierro, sino con una alteración en la estructura de la hemoglobina, que la hace parcialmente inservible para transportar el oxígeno.