Cómo se forma el cerebro de tu bebé
El DHA ayuda a su desarrollo óptimo
El desarrollo del cerebro de tu bebé es un proceso complejo que comienza ya en las primeras semanas del embarazo continúa a lo largo de la gestación y no finaliza en el parto, sino años después de su nacimiento.
En este largo camino pueden influir diferentes factores, como la genética, los factores medioambientes y la alimentación materna. Varios nutrientes intervienen en su desarrollo, como el ácido graso DHA, como veremos más adelante.
El desarrollo del cerebro del bebé
- En la tercera semana de gestación (aún no sabes que estás embarazada, aunque por tus síntomas puedes sospecharlo) se empieza a formar una estructura plana que pocos días después se dobla y se cierra para formar el tubo neural. De él surgirán la médula espinal y un cerebro muy primario, formado por tres vesículas.
- También en esas primeras semanas de embarazo se forman las primeras neuronas, es decir las células del cerebro, que se multiplicarán incansables. Durante el segundo y tercer trimestre de la gestación, las neuronas se “mueven” para colocarse en la zona del cerebro que les corresponde y conectarse entre sí para formar los circuitos neuronales. Esta red va a permitir que cuando tu pequeño nazca pueda mamar: gracias a la conexión de las neuronas implicadas en la succión y la deglución, cuando su boquita toca el pezón se activan los músculos de la boca y de la lengua para succionar, al tiempo que traga.
- En la segunda mitad del embarazo, la corteza cerebral comienza a formarse a partir de la proliferación y migración de neuronas. Es una delgada lámina de materia gris, donde ocurren la percepción, la imaginación, el pensamiento, el juicio y la toma de decisiones.
- Entre las semanas 20 y 24 de gestación, comienzan a aparecer los característicos surcos del cerebro, también conocidos como circunvoluciones. Estos surcos proporcionan una mayor superficie de tejido cerebral, lo que permite una mayor densidad de neuronas y conexiones. Además, los surcos ayudan a organizar y estructurar el cerebro en regiones responsables de funciones específicas, como el lenguaje y la cognición.
- En las etapas finales del desarrollo fetal y en los primeros años de vida, las neuronas comienzan a mielinizarse: se forma una capa de grasa llamada mielina en los axones de las neuronas (son las partes largas y delgadas de las neuronas que llevan los mensajes eléctricos de una neurona a otra). Esta grasa aumenta la velocidad de transmisión de los impulsos nerviosos.
Los nutrientes que alimentan su cerebro
Como hemos comentado, muchos factores influyen en el desarrollo óptimo del cerebro de tu bebé. Uno de ellos es la alimentación materna y los nutrientes que le llegan al bebé a través de la placenta y el cordón umbilical. De ellos depende para su crecimiento y desarrollo.
El DHA y la luteína son nutrientes especialmente importantes durante el embarazo, ya que son componentes estructurales del cerebro y los ojos del bebé.
- El DHA es un componente del cerebro: constituye el 25% de los ácidos grasos presentes en él. Durante el embarazo, estos ácidos grasos son cruciales para el desarrollo adecuado del cerebro fetal, especialmente para la formación de neuronas y en las etapas de proliferación y migración neuronal. El DHA es esencial para la formación de la corteza cerebral.
- La luteína es el carotenoide (el que da color a las verduras y las frutas) más abundante en el cerebro y en los ojos.
DHA y luteína: nutrientes necesarios
- La luteína es un nutriente esencial y eso quiere decir que el organismo humano es incapaz de sintetizarlo y que, por lo tanto, necesita adquirirlo a través de la alimentación (verduras, frutas y huevos, sobre todo), y/o suplementos alimenticios cuando con la dieta no es suficiente. Además, en la placenta y en el cordón umbilical, la luteína es el carotenoide más copioso. Su cuantía va depender de los niveles en la sangre de la madre, adonde llega a través de la alimentación.
- La mayoría del DHA procede del pescado azul, huevos y frutos secos, y aunque es fácil de obtener, algunos estudios señalan que hay segmentos de la población que consumen menos de lo recomendado. Según los resultados el reciente estudio Anibes publicado en la revista Nutrients, el 83,5% de las mujeres en edad fértil (embarazadas y lactantes) no cumplen con los objetivos nutricionales de la ingesta de ácidos grasos omega 3 y omega 6.