Mucha cautela con antiinflamatorios estando embarazada

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Embarazada tumbada con hija
25 Sep 2015

Molestias musculares, dolores lumbares progresivos durante el embarazo, dolores de cabeza, dolor en la boca del estómago o infecciones de orina pueden aparecer con mucha frecuencia en embarazadas. Por su frecuencia, estas molestias pueden convertirse en un verdadero calvario, limitando el bienestar y el día a día de la gestante.

Aunque muchas mujeres embarazadas tienen tendencia a rechazar cualquier tipo de tratamiento, pueden emplearse analgésicos que permitan una mejoría de estos síntomas. El más conocido y empleado es el paracetamol, un analgésico que se ha demostrado seguro y que está permitido su empleo -con cautela- durante el embarazo. Pero para algunas personas, o para algunas molestias concretas, el paracetamol puede no ser el analgésico más efectivo. Por ello, muchas mujeres desean emplear antiinflamatorios no esteroideos y tienen dudas sobre si son peligrosos para su bebé o no. Entre ellos se encuentran el ibuprofeno, naproxeno, diclofenaco, dexketoprofeno, entre otros.

Ni en el primer trimestre ni cerca del parto

Los antiinflamatorios no esteroideos deben evitarse durante el embarazo, sobre todo cuando se emplean en periodos prolongados de tiempo. Parece que los tratamientos de forma esporádica pueden no acarrear complicaciones pero aún así, su consumo estaría restringido tanto en el primer trimestre de embarazo como en las semanas más cercanas al parto.

De cara al parto, si una mujer ha estado expuesta a los antiinflamatorios no esteroideos, pueden provocar en el bebé una enfermedad denominada cierre prematuro del ductus arterioso. El ductus arterioso es una conexión entre la arteria pulmonar y la aorta fetal que es esencial durante la vida intrauterina, pero cuya función ya no es necesaria en la vida extrauterina. Este ductus debe colapsarse una vez que el bebé nace y comienza a respirar, pero debe permanece permeable cuando aún está en el útero, para evitar la llegada de sangre a los pulmones, donde aún no es necesaria.

Los antiinflamatorios no esteroideos favorecen este cierre por lo que provocan en el bebé una sobrecarga de su corazón y pulmón, produciendo al nacimiento la posibilidad de hipertensión en el pulmón. Para evitar esta complicación, se recomienda no tratar con dicho antiinflamatorios a ninguna embarazada a partir de la semana 30 de embarazo, y en el caso de que sea preciso su empleo, evitar que el tratamiento se prolongue.