Estoy embarazada: mi tripa va creciendo poco a poco
¡Ya estás embarazada! El momento que has estado planteándote toda la vida -o bien que ha surgido hace poco- está aquí. Al principio es algo novedoso, imperceptible al ojo ajeno, pero tú sí sabes que una vida nueva está surgiendo en ti.
Con el paso de las semanas, la lógica humana hace pensar que va a aparecer esa incipiente tripita que te va hacer sentir más embarazada, pero no tiene porqué ser así, sobretodo si es tu primera gestación. Pasan los primeros meses y surgen las dudas: ¿Por qué no crece?, ¿No estaré haciendo bien las cosas?, ¿No como lo suficiente?, ¿Pasará algo?... y no piensas en lo más normal. La razón es que los primeros embarazos, por lo general, no tienden a notarse hasta pasados los tres primeros meses; así que, tranquila, ya aparecerá esa esperada barriga.
Tras el primer trimestre, cuando el útero va adquiriendo ya cierto volumen dentro de tu abdomen, empiezan a producirse los cambios más llamativos para ti. A lo mejor no para la gente de tu alrededor, pero lo cierto es que tu fisonomía comienza a modificarse, dándote tú cuenta. Hay mujeres que viven este momento con una extraña sensación: por una parte, la alegría de que el embarazo va avanzando y todo va correctamente, y, por otra, pueden surgir las primeras inseguridades debido a la modificación de tu imagen corporal.
Es decir, las dudas que al comienzo se tienen, van desapareciendo cuando surge la tripa de la gestación, pero aparecen otras más relacionadas con la estética de la futura mamá.
Que el espejo no sea tu enemigo
Esta es la relación intempestiva con el espejo de tu casa, ese que todos los días te muestra como tu cuerpo se va modificando hasta que tengas a tu bebé en brazos y os veáis los dos reflejados en el mismo. Pero dicho elemento no debe ser un enemigo, sino tu gran aliado, tu compañero de viaje que va mostrándote cómo va creciendo tu bebé dentro de ti, dentro de esa barriguita que va aumentando paulatinamente.
Tiene gran importancia reseñar que cada embarazo es único; por consiguiente, el tamaño del abdomen es muy distinto en función del peso de la mamá, del número de gestaciones previas que se tengan, la actividad física realizada previa y durante la gestación… Por tanto, no te compares: tu tripa es tuya y nadie te tiene que decir cómo va el crecimiento de la misma, exceptuando a tu obstetra o tu matrona, que en las consultas van a ir valorando su evolución.
El momento tras la ducha, cuando te distribuyes por el cuerpo tu crema hidratante y antiestrías, debe ser un instante de conexión única, generándose una esfera de unión entre tu bebé, el espejo y tú. Comunícate con él o ella, canta nanas o canciones que te hagan sonreír, porque también le van a hacer sonreír a tu bebé y, sobre todo, disfruta de cómo tu cuerpo va cambiando para dar origen a un proceso de la naturaleza que está por encima de la razón humana.