Si tienes un antojo, tu bebé no nacerá con una mancha
La mayoría de las manchas son concentraciones de capilares o melanina
Uno de los mitos más extendidos entre las embarazadas es aquel que dice que si la mamá tiene un deseo imperioso de un determinado alimento, es decir, lo que todos conocemos como antojo, y éste no es complacido, el bebé nacerá con una mancha en su piel, que a su vez representa ese apetito sin colmar. Nada más lejos de la realidad.
Los antojos no existen para la ciencia
Es cierto que numerosos niños y niñas nacen con una mancha en la piel en forma de fresa, o de color chocolate o café, pero estas pigmentaciones nada tienen que ver con el hecho de que a mamá en algún momento del embarazo le apeteciera fresas con nata o pepinillos en vinagre.
"Desde un punto de vista científico, no existen los antojos, aunque los familiares siempre relacionan la mancha de nacimiento con algo que se le antoja a la madre (fresas, uvas…)", afirma el doctor Jerónimo Escudero Ordóñez, profesor titular de Dermatología, de la Facultad de Medicina de la Universidad de Sevilla.
Estas manchas son muy comunes y "la mayoría de ellas están causadas por un problema en los vasos sanguíneos (los capilares) de la piel del niño", añade este experto. Suelen ser rojas o moradas y "de ahí que recuerden a las fresas o frambuesas". Un de estas es la llamada "marca de la cigüeña": una mancha roja plana que generalmente se encuentra en la nuca del bebé, en los párpados superiores o en el centro de la frente y que se hace más visible cuando el bebé está llorando. "Casi todas las marcas o malformaciones vasculares desaparecen con el tiempo, especialmente las del rostro, aunque algunas pueden permanecer más tiempo y perdurar hasta la vida adulta, depende del tamaño y de la localización.
Recién nacido con lunares o manchas oscuras en la piel
Otra causa de esas manchas son acúmulos de melanocitos. Las células de la piel que producen melanina, el pigmento que le da color. "En las zonas donde estos se amontonan, la piel es más oscura y por ello aparece la marca de nacimiento. El color varía entre marrón y negro, según cuál sea el tono normal de la piel del bebé", explica el experto. Son los populares lunares o nevus en el lenguaje científico. En algunas ocasiones estos nevus están en relieve o tener vello (a veces crecen con el tiempo, lo que no significa que sean malignos y mucho menos que la madre se quedara con ganas de comer algún alimento. Normalmente no revisten ningún problema, sin embargo conviene pedir la opinión de un dermatólogo. "Los nevus melanocíticos se encuentran con mayor frecuencia en la espalda del niño y, en ocasiones, en la cabeza y el cuello. La evolución y seguimiento deberá hacerse en función del tamaño y la localización. Los de gran tamaño y que se sitúan en la línea media pueden tener mayor riesgo de transformarse en maligno, por lo que algunos de ellos han de ser extirpados".
Algunos niños -sobre todo de origen africano u oriental- nacen con una característica mancha de color azul o negro en los glúteos o en la zona inferior de la espalda. Se conoce como mancha mongólica (o asiática) y suele desaparecer sin más al año de edad.
Bebé con manchas café con leche en la piel
Por último, existen otro tipo de manchas, de color café con leche, que si aparecen "más de seis, pueden ser marcadores de algunas enfermedades", afirma el dermatólogo. Si la madre las detecta, debe consultarlo siempre con el pediatra.
¿Por qué la embarazada tiene antojos?
Tradicionalmente los antojos se han atribuido a carencias nutricionales de la embarazada. Hoy en cambio esta idea prácticamente se ha desechado. Sí que en ocasiones, la madre nota que necesita comer algo dulce. Estas apetencias coinciden con bajadas de glucosa.
Las actuales teorías hablan más de que los cambios hormonales provocan a su vez modificaciones en el gusto y en el olfato. Y la ansiedad que a menudo acarrea la gestación. No son peligrosos, aunque hay que tener cuidado y no abusar, por ejemplo, de determinados alimentos (chocolate, dulces, bollería industrial…) porque pueden producir desequilibrios nutricionales.