Cuidado de los dientes del niño de 1 a 3 años
Los azúcares, chupetes y limpieza dental influyen en la salud bucodental
La visita al odontopediatra es imprescindible a estas edades para la evaluación tanto dentaria (número, tamaño, forma, secuencia de erupción de los dientes en la boca), como de las encías (frenillos y presencia de lesiones), así como una correcta oclusión o engranaje de los dientes.
En esta etapa, ya ha comenzado la socialización del niño fuera de casa, por lo que se debe supervisar la correcta alimentación del niño. Es importante que no ingiera cosas entre horas y menos aún si contienen azúcares. Para media mañana o media tarde, se ha de elegir como tentempié fruta mejor que galletas, bollos, zumos azucarados o chocolates.
Hacia el primer año del bebé, como ya hemos visto, comienza la masticación y se abandona el uso de biberón. En esta etapa se debe abandonar el empleo de chupetes que pueden alterar el correcto desarrollo de los huesos maxilares, así como provocar desplazamientos dentarios indeseables que repercutirán en el desarrollo de la masticación, deglución y fonación. El niño va adquiriendo habilidades y se le debe dejar que interaccione con el cepillo, que juegue y se familiaricen con él y, posteriormente, le cepillen sus padres de manera correcta.
Cómo enseñarles a usar el cepillo de dientes
Se debe colocar de tal manera a los niños que permita a los padres visualizar la totalidad de los dientes, para asegurar una correcta limpieza de todos.
El padre o la madre se debe colocar por detrás del niño, con la cabeza inclinada hacia atrás, o tumbarlo y realizar el cepillado desde adelante.
En esta etapa infantil, el niño sigue la técnica de modelado o imitación. De esta manera, va adquiriendo los hábitos que se desarrollan en la guardería, en casa, etcétera. Los padres son responsables de efectuar hábitos saludables que sean imitados por sus hijos: lavado de manos, cepillado dental o comer con cubiertos.
Los dientes hasta los 12 meses
En ocasiones, al producirse la erupción dentaria de los incisivos superiores e inferiores, se producen grietas y roturas de la tetina del chupete. Se introducen restos alimenticios y puede aparecer una infección por hongos (cándida albicans). Debe ser tratada con medicación antifúngica en forma de gel, durante un mínimo de dos o tres semanas, siempre bajo indicación y supervisión del odontopediatra.
Asimismo, esta infección puede presentarse durante el período de lactancia. Si la madre es tratada con terapia antibiótica, puede provocar la aparición de candidiasis en el bebe en forma de muguet (placa blanquecina que se observa sobre los rodetes de encía desdentados). El tratamiento antifúngico sería el mismo que en el caso anterior.
Dentición de 1 a 3 años
A partir del primer año de vida, comienza la deambulación independiente del niño, con la consiguiente aparición de caídas y golpes en el área orofacial. Ante cualquier traumatismo bucodental, se debe acudir de manera inmediata a revisión por el odontopediatra. Si no se supervisa, puede provocar la aparición de infecciones y/o secuelas tanto óseas, dentarias, y de tejidos blandos.
Los dientes temporales deben ser restaurados de manera inmediata, como si de un diente permanente se tratara. Cualquier fractura se considera una puerta de entrada de gérmenes, que pueden terminar alcanzando la pulpa dentaria y produciendo una infección dentaria.
Si se produce la pérdida traumática de algún diente temporal, el odontopediatra tomará un molde de la boca del niño para fabricar un mantenedor de espacio adecuado a la edad del niño y a los dientes que deben ser repuestos. De esta manera, se evitarán futuras pérdidas de espacio que conllevaría la necesidad de un tratamiento ortodóncico posterior. La reposición de dientes perdidos de manera prematura va dirigida a conseguir un adecuado crecimiento y desarrollo orofacial, así como un mantenimiento de las funciones estética, fonativa, masticatoria y deglutiva.
Infección por herpes
En niños menores de tres años, puede aparecer una infección vírica causada por el virus herpes simple. No existe vacuna preventiva. Se caracteriza por una gran inflamación de las encías, dolorosa, que cursa con dolor e imposibilita la correcta alimentación del niño. Suele ir remitiendo al cabo de una semana, para curar alrededor de los 10 o 15 días.
Puede requerir la administración de fármacos antipiréticos, antiinflamatorios, así como alimentación blanda y fría para aliviar el dolor, la inflamación y tratar la posible aparición de fiebre elevada. También puede resultar útil realizar la limpieza bucodental con gasas mojadas de agua, seguida de la aplicación de geles antisépticos a base de clorhexidina, mientras no se pueda realizar el cepillado habitual.