Desarrollo feto semana 37: La placenta empieza a envejecer
Con la monitorización sabrán si tienes contracciones de parto
Ahora, en la semana 37 de embarazo, tu bebé lleva cerca de nueve meses viviendo dentro de ti gracias a un órgano creado exclusivamente en el embarazo, la placenta. El nivel de flujo sanguíneo materno hacia el útero es de unos 500 a 700 ml. por minuto: un 80 por ciento de este flujo irriga la placenta y sale por el cordón umbilical.
Placenta con depósitos de calcio
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Gracias a esa sangre placentaria, suministras a tu bebé oxígeno, nutrientes y hormonas. En esta semana, la placenta suele medir de 1,5 a 3 centímetros de grosor y de 15 a 20 cm. de diámetro y pesa alrededor de 450 o 550 gramos, sin tener en cuenta el cordón umbilical. La vida de este órgano, el único de la naturaleza con fecha de caducidad, empieza a extinguirse lentamente.
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A las 37 semanas de gestación, aproximadamente, se forman unos depósitos de calcio en los vasos sanguíneos de la placenta, lo que impide el flujo de nutrientes y el desecho de los productos. Es decir, cada vez es menos eficaz en su trabajo, motivo por el que el bebé abandonará tu útero.
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Resulta muy difícil prever la fecha exacta en que nacerá el pequeño. Influyen muchos factores: uno de ellos, los cambios hormonales y endocrinos que surgen de una parte del sistema nervioso central del feto y de la madre, denominada hipotálamo. Precisamente una de las teorías afirma que el feto, una vez llegado cierto grado de madurez, enviaría una señal al cerebro de la madre, que a su vez iniciaría el proceso de parto.
Dar la vuelta al bebé: versión externa
Si no se ha dado la vuelta y el bebé sigue de nalgas, ahora es posible realizar una técnica llamada versión externa. Consiste el mover al bebé a través de la pared abdominal para conseguir que se dé la vuelta. Quizás sea una de las prácticas obstétricas más antiguas, ya que se realiza desde tiempos de Hipócrates, que vivió en el siglo V antes de Cristo. Durante algún tiempo dejó de practicarse por el riesgo que puede acarrear, pero hoy se realiza con unos medios técnicos -como la ecografía o el monitor fetal- de los que se carecía antes, que minimiza mucho el riesgo.
Hay que tener presente que no se hace en todos los casos en los que el bebé se encuentra de nalgas, sino sólo en los que se reúnen ciertos requisitos:
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Cuando la placenta se encuentra bien situada en el útero, es decir, en un lateral alejado del cuello uterino.
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Cuando la mujer no ha tenido cesáreas previas u otras circunstancias que puedan provocar una rotura uterina.
Esta técnica, se realiza con todos los medios para que sea completamente segura: se cita a la mujer en el hospital y se realiza en un quirófano, por si surge cualquier complicación, con la ayuda de un ecógrafo y de un monitor fetal que controla los latidos del corazón del feto y el bienestar fetal.
Qué siente la madre en la semana 37 de embarazo
Monitorización del bebé. A partir de ahora y hasta la semana 40 de embarazo deberás acudir a la consulta del ginecólogo cada una o dos semanas. Además es probable que te hagan una monitorización externa: sobre el abdomen de la madre se coloca un cinturón con dos sensores conectados a un ordenador, que registran los latidos del corazón del bebé y las contracciones uterinas en un rollo de papel continuo.
Este dato es fundamental para saber cómo se encuentra el bebé al final del embarazo y en el parto, y evitar que sufra falta de oxígeno. Con esta prueba también se detectan los movimientos del bebé. Por supuesto, para hacerla es necesario que el bebé esté despierto. Si se durmiera, un buen truco para espabilarle es que la madre tome un bombón: como el bebé es un goloso empedernido, el subidón de glucosa que se produce le hace salir de su siesta.
Un consejo para alimentarte mejor
Las hormonas, en especial la progesterona, provocan una ralentización del tránsito intestinal, favorecida por la presión que ejerce el feto en todo el sistema digestivo. Por eso es frecuente que padezcas estreñimiento. Para prevenirlo te conviene beber abundante agua, ya que de esta forma se aumenta la masa fecal y se acelera su tránsito por el intestino. Un vaso en ayunas también suele funcionar. Consume alimentos ricos en fibra a diario, como frutas y verduras crudas, y alimentos integrales, arroz, pasta, pan y cereales.
Un consejo para sentirte mejor
Tus pechos se encuentran listos para alimentar a tu bebé y por eso han podido aumentar hasta dos tallas. Eso te puede provocar muchas molestias. Cómprate un buen sujetador que se adapte a tus nuevas formas, que no te quede ni grande ni pequeño. Y si tienes mucho volumen, duerme con uno por la noche.