¿Qué pasa si tengo placenta previa?
Cuando la placenta se coloca o inserta en la zona baja del útero, tapando en parte o completamente el cuello uterino, se llama placenta previa y puede causar complicaciones en el embarazo, pero sobre todo en el parto.
La placenta es un órgano esencial en el embarazo, ya que participa en la nutrición y en la regulación del crecimiento y metabolismo fetal. Es decir, que cumple la función de pulmón, intestino y riñón del feto y es la intermediaria entre madre e hijo.
¿Qué es la placenta previa y por qué se produce?
La placenta madura tiene forma de disco, con un diámetro de unos 15-20 cm y un espesor de unos 2 cm. Cuenta con dos caras:
- La cara materna que se une a la pared del útero.
- La cara fetal que da a la cavidad amniótica, donde se encuentra el bebé. Aquí es donde se inserta el cordón umbilical.
La placenta puede situarse en cualquier parte de la cavidad uterina, así puede ser anterior, posterior, de fondo…
Cuando se coloca en la zona baja del útero o segmento uterino inferior, sobre el cuello uterino o cerca de él, la llamamos placenta previa. Puede ocasionar complicaciones severas durante el embarazo y el parto, y es una de las causas más importantes de sangrado vaginal (metrorragia) en el segundo y en el tercer trimestres de la gestación. La placenta previa aumenta también el riesgo de que el bebé nazca prematuro y de placenta adherente o acretismo placentario (cuando la placenta se adhiere de forma anómala en la pared del útero).
La incidencia de placenta previa es de aproximadamente uno de cada 200 nacimientos, y tiene un origen multifactorial. El riesgo de presentarla se incrementa con la edad materna avanzada, multiparidad (haber tenidos más hijos), cirugías uterinas previas, técnicas de reproducción asistida, abortos previos y con el consumo de tabaco.
Tipos de placenta previa
Ten en cuenta que el feto pasa por el cuello uterino para salir al exterior durante el parto. Y según dónde se localiza la placenta en relación al mismo, podemos diferenciar los casos más leves de los más severos, y sus implicaciones clínicas.
- Placenta de inserción baja: es aquella placenta localizada en el segmento uterino inferior pero que no llega a alcanzar el orificio cervical interno. Son los casos más leves, ya que el riesgo de presentar sangrado vaginal es menor y suelen permitir un parto vaginal.
- Placenta previa marginal: la que llega al borde del orificio cervical interno, pero no lo sobrepasa.
- Placenta previa u oclusiva parcial: cubre de forma asimétrica el orificio cervical interno.
- Placenta previa u oclusiva total: se localiza centralmente y ocluye por completo el cérvix uterino.
¿Cómo es el parto con placenta previa?
El parto va a depender de dónde se sitúe la placenta previa:
- Si la placenta es oclusiva total, el parto vaginal es imposible y habrá que realizar una cesárea electiva.
- En los casos de placenta no oclusiva, puede considerarse el parto vaginal, aunque los riesgos no son desdeñables y se debe valorar el caso individualmente.
- Con placentas marginales o laterales el parto es factible por vía vaginal.
Si te han diagnosticado una placenta previa, debes llevar una vida tranquila, sin realizar grandes esfuerzos, acudir a todos los controles programados por tu obstetra y matrona y seguir todas sus recomendaciones. También debes hidratarte adecuadamente y prevenir la anemia realizando una dieta rica en hierro y tomar adecuadamente los suplementos vitamínicos que tu médico o matrona te hayan indicado.
¿Cómo sé que tengo placenta previa?
La placenta previa puede ser asintomática y la mujer no nota nada durante todo el embarazo. Si presenta algún síntoma, será fundamentalmente el sangrado vaginal (también llamado metrorragia), que puede ocurrir en cualquier momento de la gestación, aunque es más frecuente que se presente en el tercer trimestre. Suele ser indoloro y la sangre que se pierde roja y abundante (a veces acompañada de coágulos). Se trata de una urgencia obstétrica, y es motivo de atención inmediata en urgencias. Suele ser autolimitado, aunque en algunas ocasiones, si se presenta una hemorragia incoercible o incontrolable se finalizará la gestación mediante cesárea.
El diagnóstico de placenta previa se realiza fundamentalmente a través de la ecografía. Generalmente se detecta en la ecografía del segundo trimestre, y es un diagnóstico relativamente frecuente en este momento (hasta en un 5% de todos los embarazos), aunque la mayoría no será placenta previa al término de la gestación. A menudo, las placentas insertada sen la zona baja del útero se alejan del cuello uterino a medida que el útero aumenta de tamaño, sobre todo las que no ocluyen el cuello en el momento del diagnóstico.