Tras perder el embarazo, cómo preparar tu fertilidad

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Test de embarazo positivo tras aborto

Un aborto espontáneo es una experiencia física y emocionalmente desafiante. Es un proceso natural que puede ocurrir por diferentes razones. Tras un aborto, muchas mujeres desean un nuevo embarazo y son muchas las incertidumbres que surgen a raíz de esta experiencia.

Recuperarse de una pérdida espontánea del embrión y prepararse para un nuevo embarazo requiere un enfoque integral que incluya el bienestar físico y emocional. Escuchar al cuerpo, seguir recomendaciones médicas y recuperarse emocionalmente son pasos clave para aumentar las probabilidades de una gestación saludable en el futuro.

En este artículo exploraremos las diferentes causas de la interrupción del embarazo espontáneo y las estrategias clave para recuperar la salud y conseguir pronto un nuevo embarazo.

Causas del aborto espontáneo


Las causas del aborto espontáneo pueden ser diversas y, en muchos casos, no se pueden determinar con certeza. Es algo relativamente frecuente (un 10-20% de los embarazos no evoluciona), por lo que, el hecho de que se produzca un aborto no significa que haya un problema subyacente que haya que diagnosticar y tratar. Pero cuando ocurre de manera recurrente, es necesario realizar estudios más exhaustivos y valorar a la pareja en su conjunto, con la ayuda de especialistas en Ginecología y Obstetricia y en Medicina Reproductiva. Las causas más frecuentes del aborto espontáneo son:

Causas genéticas y cromosómicas

En la mayor parte de las ocasiones, los abortos se producen por alteraciones genéticas del embrión. En su mayoría se debe a anomalías cromosómicas que no son compatibles con la vida e impiden su desarrollo adecuado. Por eso, aunque se forme un embrión, días o semanas después su crecimiento se detiene.

Alteraciones hormonales y endocrinas

En ocasiones, enfermedades no controladas que causan desequilibrios hormonales pueden influir en la interrupción del embarazo. Por eso, si padeces alguna enfermedad, es importante acudir a un especialista que valore tu caso concreto y proporcione un tratamiento adecuado.

Malformaciones en el útero o la cérvix

Alteraciones en la morfología uterina pueden alterar la vascularización del útero y dificultar la implantación del embrión. En algunos casos las pérdidas gestacionales se producen por una insuficiencia cervical, en la que el cuello del útero no tiene la capacidad suficiente para retener la gestación hasta el término.

Factores inmunológicos y autoinmunes

En casos como el Síndrome Antifosfolípido (SAF) u otras enfermedad inmunológicas puede haber una alteración del sistema inmune que afectan al diálogo útero-embrión, impidiendo su correcto crecimiento.

Infecciones y estilos de vida

  • Infecciones virales y bacterianas, como las enfermedades de transmisión sexual: afectan el desarrollo del embrión, y provocan un aborto espontáneo. 
  • Consumo de tabaco, alcohol o drogas: Estas sustancias aumentan significativamente el riesgo de que el embarazo no siga adelante.

Recuperación física tras un aborto espontáneo


El cuerpo necesita tiempo para recuperarse después de que el embarazo se haya interrumpido de forma espontánea. Aquí hay algunas recomendaciones esenciales:

  • Dar tiempo al cuerpo: Dependiendo del tipo de pérdida y del procedimiento (si se requirió un legrado o medicación), el cuerpo puede tardar varias semanas en regularizarse. Es recomendable esperar al menos uno o dos ciclos menstruales completos antes de intentar concebir nuevamente.
  • Alimentación equilibrada: Una dieta rica en nutrientes y vitaminas, como hierro, folatos, zinc, calcio… ayudará a restaurar los nutrientes perdidos. Incluir frutas, verduras, legumbres, frutos secos y proteínas magras es clave.
  • Control médico: Es fundamental acudir a los controles médicos programados para asegurarse del buen estado del útero y de que no ha surgido ninguna complicación derivada del proceso.
  • Ejercicio moderado: La actividad física, aparte de sus innumerables beneficios corporales, ofrece una importante ayuda para reducir el estrés y la ansiedad.
  • Suplementos: La ingesta de 400 microgramos de ácido fólico todos los días al menos tres meses antes del embarazo ayuda a prevenir posibles malformaciones en el feto.

Preparación del cuerpo para un nuevo embarazo


Si deseas intentar nuevamente concebir, hay algunas estrategias que pueden mejorar la fertilidad y preparar el útero para un embarazo saludable.

  • Tomar ácido fólico: Es recomendable empezar a tomar suplementos de diarios de 400 microgramos de ácido fólico durante la búsqueda del embarazo para favorecer el correcto desarrollo y prevenir defectos en el tubo neural del bebé.
  • Hacer analíticas para el control hormonal: Un examen completo que incluya un perfil hormonal puede ayudar a diagnosticar posibles alteraciones que podrían afectar la fertilidad.
  • Evitar el excesivo estrés y llevar hábitos de vida saludables: Aunque no está demostrado que altos niveles de estrés afecten a la fertilidad, es recomendable practicar técnicas de relajación e intentar, en la medida de lo posible, tener una vida tranquila, con una correcta alimentación, ejercicio físico y un adecuado descanso nocturno.
  • Revisar condiciones médicas preexistentes: Enfermedades como problemas inmunitarios tales como el lupus, problemas tiroideos u otras alteraciones endocrinológicas como la diabetes, pueden afectar la fertilidad. Es importante tratarlas adecuadamente y buscar un asesoramiento adecuado llevado por especialistas.

Recuperación emocional


El impacto emocional de perder el embarazo puede ser profundo. Es importante darse tiempo para procesar la pérdida y buscar apoyo cuando sea necesario.

  • Validar las emociones: Sentimientos de tristeza, culpa o ansiedad son normales. Hablar con la pareja, amigos o un terapeuta puede ayudar.
  • Permitirse hablar de ello. En muchas ocasiones, la pérdida gestacional ocasiona un momento de duelo que es necesario superar. La mayor parte de las veces sucede cuando las personas que nos rodean no eran conocedoras del embarazo. Contarlo en un entorno seguro brindará el apoyo necesario para no sentirte sola y acompañada por los que más te quieren.
  • Buscar apoyo profesional: Si la pérdida genera estrés intenso o depresión, acudir a un psicólogo o terapeuta especializado puede ser muy beneficioso.
  • Unirse a grupos de apoyo: Compartir experiencias con otras mujeres que han pasado por lo mismo puede ayudar a sentirse comprendida y acompañada.
  • Prácticas de relajación: La meditación, la respiración consciente y el mindfulness pueden ayudar a reducir la ansiedad y mejorar el bienestar emocional.
Virginia González González
Ginecóloga en Sanitas y Hospitales Quiron