Cómo volver a ser fértil tras una vasectomía o ligadura de trompas
La pareja ha de recurrir a tratamientos si desean tener un hijo
La vasectomía y la ligadura de trompas están siendo muy utilizadas en los últimos años en los países desarrollados como métodos anticonceptivos definitivos e irreversibles, especialmente entre aquellas parejas que no desean tener más hijos.
La vasectromía consiste en la oclusión de los conductos deferentes, por los que se transportan los espermatozoides que se expulsarán por el eyaculado -por distintos métodos- ya sea por sección, ligadura o compresión. En la ligadura de trompas se seccionan las trompas de Falopio.
Vasectomía reversible o irreversible
La vasectomía presenta una efectividad muy elevada, con unos fracasos menores al 1 por ciento de la técnica, y debido principalmente al no cumplimiento del periodo de seguridad tras del procedimiento: en esta etapa debe emplearse otro método anticonceptivo adicional.
El efecto de la vasectomía sobre la fertilidad es total, ya que el hombre que desee un hijo después de esta intervención necesitará del empleo de técnicas de reproducción asistida para poder ser padre. En estos casos será necesaria la realización de una biopsia testicular para extraer espermatozoides, que se emplearan en la fecundación de los ovocitos femeninos obtenidos mediante un ciclo de estimulación ovárica.
Actualmente existe una posibilidad de reversibilidad de la vasectomía, que consiste en la nueva unión de los conductos deferentes previamente seccionados, con una eficacia de un 80 por ciento de aparición de espermatozoides en el eyaculado y de hasta un 60 por ciento en el logro de un embarazo tras la intervención.
De la ligadura de trompas a la FIV
La anticoncepción quirúrgica femenina por excelencia es la ligadura de trompas o ligadura tubárica. Esta intervención produce un bloqueo anatómico impidiendo, que el óvulo o gameto femenino llegue a ponerse en contacto con ningún espermatozoide al no poder éstos alcanzar el nivel en el que el óvulo se encuentra.
Tradicionalmente esta esterilización se ha realizado mediante una intervención quirúrgica con apertura de la cavidad abdominal, ya sea en el momento de realizar una cesárea o por petición de la paciente.
En las últimas décadas la evolución de las técnicas quirúrgicas en medicina han permitido que la esterilización femenina quirúrgica se realice mediante laparoscopia, que consiste en la introducción de una cámara y otros utensilios en el abdomen con los que se actúa, a través de incisiones de pequeño tamaño en el abdomen.
Esta técnica ha disminuido las complicaciones asociadas a este tipo de intervenciones pero no han hecho que desaparezcan en su totalidad, ya que sigue tratándose de una intervención quirúrgica realizada bajo anestesia general.
Por último, en los últimos años se ha empleado lo que se denomina esterilización definitiva endoscópica. Este método consiste en la oclusión de ambas trompas uterinas mediante dos dispositivos que se colocan mediante histeroscopia o visualización directa de la cavidad uterina.
Las técnicas femeninas de anticoncepción quirúrgica presentan la ventaja de ser definitivas y con una efectividad cercana al cien por ciento. Su principal desventaja es la de los posibles efectos secundarios para la mujer derivados de toda intervención quirúrgica.
En el caso de desear volver a ser fértil, estas técnicas obligarán a la mujer que ha sido esterilizada quirúrgicamente a someterse a un tratamiento reproducción asistida, siendo obligatorio el empleo de una fecundación in vitro. Ya que se ha producido una alteración anatómica que impide poner en contacto el óvulo y el espermatozoide, este contacto debe facilitarse en un lugar alternativo, como es en un laboratorio de reproducción para posteriormente transferir los embriones que se obtengan en el interior de la cavidad uterina para permitir que se produzca la implantación y el desarrollo de un nuevo embarazo.