Ecografías 2D, 3D y 4D, ¿cuál elegir?
Para qué sirve cada tipo de ultrasonido
Lo primero aclarar que las ecografías en 3D no se realizan de rutina, mientras que las segundas siguen siendo las más extendidas. Una imagen en 3D se construye a partir de la información obtenida por sondas ecográficas especiales. Permite visualizar el rostro y el cuerpo del bebé con formas muy definidas y volúmenes de gran precisión. Por eso resultan de gran utilidad para la detección de anomalías fetales, especialmente en rostro, extremidades, tórax, abdomen, renales, espina dorsal o sistema nervioso central, cardiacas y de los vasos sanguíneos. Además los volúmenes obtenidos pueden guardarse y verlos otro día con más tiempo o enviarlos a otros compañeros para que los vean y te ayuden a un diagnóstico difícil... Es decir, la obtención de volúmenes en 3D y su posterior estudio ha supuesto una revolución en el diagnóstico no solo en obstetricia sino también en ginecopatología, pero está limitada a equipos muy especiales que no están al alcance de todos. Para lo que no sirve es para ver al feto en movimiento: para esta misión tenemos las ecografías en 4D.
¿Para qué sirven las ecografías 4D?
La tecnología 4D es capaz de procesar instantáneamente los volúmenes generados por las sondas 3D y presentarlos como movimientos fluidos en tiempo real. Es decir podemos ver lo que hace el bebé en tiempo real y a cualquier edad gestacional. Esta ecografía en color logra visualizar al bebé en volumen, pudiendo observarle perfectamente la cara, los miembros, las manos y pies con sus dedos, los huesos etc… y con mayor precisión que la eco 2D. Salvo esto, que no es poco, la eco 4D no sirve realmente para nada más. Es decir solo se utiliza para que los padres queden maravillados al ver a su bebé y queden más tranquilos viendo directamente su cara sin alteraciones, sus dedos... No diagnostica precozmente el embarazo, ni calcula su edad con precisión, ni diagnostica sus complicaciones y valora su evolución. Todo esto lo realiza con mucha precisión la eco 2D de forma innocua y segura. Es verdad que a veces al ver al bebé en volumen se pueden detectar mejor alteraciones en cara y miembros que han podido escaparse con la tradicional 2D. Pero quizás, como dijimos anteriormente, lo mejor de todo es la tranquilidad que transmite a sus padres al confirmar que todo va bien al ver en directo a su hijo. Podrá captar las expresiones faciales, como sonrisas, guiños, parpadeos, o bostezos y también cómo traga… Una maravilla. El mejor momento es realizarla entre las semanas 26 a 32 de embarazo y les recomiendo que las hagan ginecólogos expertos en diagnóstico prenatal, porque no todo es ver la carita de su bebé sino decirle que está perfectamente.
Ecografía del primer trimestre, ¿con sonda vaginal o transabdominal?
Es cierto que la vía vaginal es el método favorito por muchos ecografistas antes de las 10 u 11 semanas de gestación, es decir la ecografía precoz. La razón es que permite una imagen más nítida pero no es un protocolo fijo. Depende bastante del equipo y de las preferencias del ginecólogo. La verdad es que si se ve bien por vía abdominal, no hace falta la vaginal ya que lleva más tiempo y reduce la eficiencia, sobre todo si tienes la sala llena de mujeres, como ocurre en la Seguridad Social y en muchas entidades privadas. Se suele utilizar cuando la embarazada sufre algún problema como por ejemplo el sangrado durante las primeras semanas (entre las semanas 6 y 10 de embarazo) ya que la imagen es mucho más precisa en detalles que la realizada con sonda abdominal, lográndose imágenes muy nítidas del latido del bebé y de las posibles alteraciones estructurales muy iniciales.