Los antibióticos empobrecen la flora intestinal de los bebés

Una microbiota sana es esencial para prevenir enfermedades

Una investigación realizada en el Hospital General de Massachusetts en Boston (EEUU) confirma que la administración de antibióticos a bebés menores de tres años repercute muy negativamente en la composición de su flora intestinal (o microbiota).

El resultado es que el niño se expone a sufrir patologías como la enfermedad inflamatoria intestinal. Otra de las principales conclusiones del estudio es que la diversidad en la microbiota intestinal de la primera infancia es fundamental en la salud en cualquier edad.

Los expertos creen que una flora intestinal pobre se asocia a la aparición de varias enfermedades alérgicas (como asma) y autoinmunes.

antibioticos

Antibióticos, siempre con mucha precaución


Como explica la investigadora Carmen Peláez, del Departamento de Biotecnología y Microbiología de la Alimentación del Instituto de Ciencias de la Alimentación (CIAL-CSIC), la microbiota intestinal se desequilibra o “pierde diversidad” con el uso de antibióticos, los cambios radicales de dieta o el estrés. “Por eso –indica Pelaéz– la dieta de los niños ha de ser muy variada, hay que tener paciencia en la introducción de nuevos alimentos, el uso de antibióticos debe ser siempre el justo; también se deben evitar la situaciones de estrés, por falta de afecto paterno, por ejemplo”. El abuso de antibióticos en bebés tiene consecuencias para la microbiota del niño, cuyo sistema inmune es muy inmaduro. Los expertos advierten de que su uso indiscriminado “arrasa” la diversidad de la flora intestinal de los pequeños. Es entonces cuando aparecen las diarreas continuas y la inflamación intestinal. Si además se encadenan varios tratamientos con antibióticos, el resultado la microbiota del bebé se empobrece e inflama.

Consejos para una buena salud intestinal


Para preservar en todo lo posible una microbiota intestinal sana en los niños, los investigadores hacen una serie de recomendaciones:  

  • Parto vaginal, siempre que sea posible: hay estudios que demuestran que la cesárea impide que la primera flora intestinal del bebé sea diversa, al no atravesar el canal vaginal materno y “contaminarse” con sus microorganismos.
  • Lactancia materna exclusiva durante al menos seis meses: la leche materna contribuye a enriquecer la microbiota intestinal del bebé lo que además, refuerza su sistema inmune.
  • Alimentación complementaria variada: una dieta saludable ayuda a la riqueza y diversidad de la flora intestinal del bebé.
  • Introducción de nuevos alimentos: ha de ser de forma progresiva. Si se hace eliminando para siempre los sabores y texturas que el bebé rechaza al principio, nos encontramos con que el niño admite pocos alimentos y preparaciones. Eso repercute negativamente en su salud intestinal.
Carmen Arnanz