Guía de higiene íntima en el embarazo
Cómo conseguir una higiene íntima correcta
El embarazo es una época de la vida en la que la higiene íntima es clave
Para empezar, durante la gestación el pH vaginal se vuelve más ácido (3,8-4,2), como en el periodo previo a la menstruación. Se producen más secreciones vaginales, puede haber pérdidas de sangre y todo ello repercute en el cuidado íntimo diario. Lo ideal es utilizar un producto específico para la higiene de la zona, con componentes calmantes que alivian picores, irritación y eritema. Si se detecta alguna infección, el médico debe recetar un tratamiento y recomendar una solución sin detergente para el lavado de la zona vaginal. También es importante llevar una vida más saludable y cambiar ciertos hábitos de higiene, vestido o alimentación en los que muchas veces no reparamos.
¿Por qué es importante cuidar la flora vaginal?
Sin la flora vaginal estamos a merced de las infecciones. ¿La razón? La vagina es una puerta de entrada y salida del organismo y, por ello, vulnerable a los cambios hormonales de la mujer, y también a las infecciones. La piel de esta zona se renueva con mucha frecuencia, lo que permite que los microorganismos la colonicen, pero también que los gérmenes se eliminen a través de la descamación del epitelio vaginal. Los lacobacilos o bacterias del ácido láctico, también conocidos como bacterias "buenas", son los microorganismos más habituales de la flora vaginal. Su disminución o pérdida es sinónimo de que algo funciona mal, la antesala de una enfermedad. El objetivo de los lactobacilos es transformar el glucógeno vaginal y convertilo en ácido láctico; y la acidez de la zona previene el desarrollo de infecciones. Las secreciones de moco vaginal son otro freno a la invasión de gérmenes.
¿Qué es el pH vaginal y para qué sirve?
El pH vaginal actúa como barrera defensiva microbiológica frente a agresiones externas. Una de sus peculiaridades es que varía según el ciclo biológico en el que se encuentre la mujer. El valor normal de una mujer fértil oscila entre 3,8 y 4,4. Una buena prueba para saber si estamos frente a una infección es medir el pH vaginal de la mujer. Para todas las edades biológicas hay un valor de pH adecuado.
Durante la menstruación y en la menopausia, el pH vaginal se torna neutro o muy ligeramente alcalino, al alcanzar valores de 7. El resto del ciclo femenino ,el pH varía entre 4 y 5, lo que significa que es ácido. En el periodo pre menstrual y durante el embarazo se vuelve más ácido (3,8-4,2). En el caso de las niñas y púberes, el pH vaginal tiene valores en torno a 7, por lo que se considera neutro.
Vaginitis bacteriana y gestación
Las infecciones bacterianas están presentes en la mitad de los casos de vaginitis. El lactobacilo, que es la bacteria que debe predominar, se ve invadido por otras como la Gardnerella vaginalis, que causa la vaginitis bacteriana. Las mujeres embarazadas se consideran grupos de riesgo en caso de contraer vaginitis bacteriana. Algunas gestantes se ven abocadas a un parto prematuro y a dar a luz niños con bajo peso. Los especialistas recomiendan medicar a este colectivo en cuanto se detecta la infección, precisamente para evitar partos prematuros. Además, durante el embarazo las defensas de la mujer están concentradas en la protección de feto, por lo que sus propias barreras defensivas de debilitan.
Cándida y embarazada
Tres de cada cuatro mujeres padecerá en algún momento de su vida una candidiasis vaginal , según los especialistas; hasta un diez por ciento de las pacientes sufrirán candidiasis recurrente, lo que significa al menos 3 o 4 episodios de dicha enfermedad al año. Esta enfermedad afecta muy especialmente a las mujeres embarazadas.
Se trata de una inflamación de la vulva y/o vagina. La piel vaginal se ve invadida por un hongo llamado cándida. Éste puede encontrarse en el organismo (boca, tracto digestivo y vagina) en pequeñas cantidades. Los primeros síntomas de la enfermedad son un flujo abundante similar a la leche cortada. El médico prescribe antifúngicos y recomienda un gel para mejorar el picor; lo normal es que se recomiende un producto de higiene específico que restaurare la flora vaginal y evite el prurito.
Posparto y vaginitis atróficas
No todas las mujeres que lo padecen son menopáusicas. La atrofia vaginal puede producirse en pacientes que sufren de trastornos inmunológicos o que siguen un tratamiento contra el cáncer.
Este trastorno puede observarse también en mujeres jóvenes inmediatamente después del parto o durante la lactancia, porque en esos momentos los niveles de estrógenos caen considerablemente.
El origen de esta dolencia estriba en una carencia hormonal: el pH se eleva, disminuye la acidez hasta valores que pueden llegar a 6 o incluso hacerse neutra (7). La pared de la vagina se afina, disminuyen o desaparecen los lactobacilos y la zona puede ser pasto de las infecciones.
Los especialistas recomiendan en estos casos comenzar un tratamiento hormonal con estrógenos y mejorar la higiene íntima; para ello es importante el uso producto con formulación específica, para evitar las molestias que ocasionan el prurito y el eritema.