Vitamina D del bebé: "Depende de los niveles maternos"
Su déficit en el embarazo se asocia a mayor riesgo de preeclampsia
El endocrino José Manuel Quesada es una de las máximas autoridades sobre la vitamina D en España. Nos habla sobre la importancia de esta vitamina en el embarazo, la lactancia y en el desarrollo del niño. Cada vez hay más estudios que relacionan la vitamina D con la fertilidad, el embarazo sano y el correcto desarrollo del bebé. Y otras investigaciones hablan de los beneficios de la vitamina D para prevenir la preeclampsia, la diabetes gestacional o el riesgo de aborto o parto prematuro. El doctor Quesada trabaja en el servicio de Endocrinología y Nutrición del Hospital Universitario Reina Sofía (Córdoba).
¿Existen más estudios que relacionen embarazo y niveles de vitamina D?
La vitamina D ha pasado de ser considerada una vitamina a un sistema endocrino. El sistema endocrino de la vitamina D, con multitud de actividades biológicas no solo ligadas con la salud del hueso y la homeostasis del calcio en el organismo, sino con acciones biológicas a nivel de musculo estriado y liso, cardiovascular, inmunológico, energético etc… Por lo tanto es lógico que esas acciones biológicas beneficiosas se den también en el embarazo. De hecho, la deficiencia en vitamina D, además de con infertilidad se relaciona con un mayor riesgo de preeclapmsia, diabetes gestacional o infección vaginal, riesgo de aborto, parto prematuro, o parto por cesárea. Los datos aportados por la comunidad científica no paran de crecer de modo exponencial en ese sentido. De hecho, la base de datos Cochrane de revisiones sistemáticas ha publicado en 2012 un excelente documento que avala la necesidad de suplementación de vitamina D en mujeres gestantes o que quieren ser madres.
¿Por qué es tan importante tener buenos niveles de vitamina D durante el embarazo?
Antes de contestar a esa pregunta deberíamos aclarar que el estatus de la vitamina D en adultos, incluidas las mujeres embarazadas, se basa en la medición en sangre de los niveles de vitamina D (medición técnicamente llamada 25 hidroxivitamina D, o bien 25 (OH) D). Sin embargo, la concentración que constituye el nivel normal u óptimo es controvertida. El Instituto de Medicina de los EEUU en un informe reciente recomienda una concentración sérica de esta vitamina de 20 nanogramos por mililitro de sangre (20 ng/ml). Afirman que es suficiente para la absorción de calcio y la salud ósea en adultos, incluidas mujeres embarazadas. Sin embargo, las guías de práctica clínica de la Sociedad de Endocrinología Norteamericana, avalada por la SEIOMM (Sociedad Española de Investigación ósea y Metabolismo Mineral) recomienda mantener concentraciones en sangre por encima de 30 nanogramos de vitamina D por mililitro se sangre (30 ng/ml) de vitamina D, para maximizar la absorción de calcio y la salud ósea. No está claro si estos niveles más elevados propuestos para los adultos también son adecuados para las mujeres embarazadas.
La deficiencia de vitamina D en la madre durante el embarazo se ha asociado con un mayor riesgo de preeclampsia (hipertensión gestacional y proteinuria después de semana 20 de gestación), una condición asociada con un aumento en la morbilidad y mortalidad materna y perinatal. De hecho, la preeclampsia y la deficiencia de vitamina D están directa o indirectamente asociados a través de diversos mecanismos biológicos, que abarcan desde la disfunción inmunológica, hasta la implantación anómala de la placenta, angiogénesis anormal, inflamación excesiva, e hipertensión.
La deficiencia de vitamina D materna al comienzo del embarazo se ha asociado con un riesgo elevado de diabetes mellitus gestacional, aunque los resultados todavía no son consistentes. La adecuación de los niveles séricos de vitamina D en gestantes también protege contra diversas situaciones no deseadas del embarazo. Por ejemplo, la deficiencia materna de vitamina D se ha relacionado con necesidad de practicar la cesárea en varios estudios recientes.
Un aspecto importante de la nutrición de vitamina D en el embarazo es que el estado de la vitamina D del recién nacido y en la primera infancia depende del estado de la vitamina D de la madre durante el embarazo. Las reservas de vitamina D en el niño se producen con el paso transplacentario de vitamina D3 de la madre al feto al comienzo del embarazo. Muchos estudios han demostrado que el estado de la vitamina D de los bebés al nacer, medida por la sangre del cordón, se correlaciona positivamente con el estatus materno de vitamina D. En general, la concentración de vitamina D en la sangre del cordón es entre el 60% y el 89% del valor de la madre. Por tanto, mantener un aporte óptimo de vitamina D durante el embarazo es esencial para la prevención de la deficiencia de vitamina D el feto en el nacimiento y en la primera infancia, con raquitismo neonatal y una potencial predisposición a padecer infecciones. Se ha descrito asociación inversa entre el estatus de vitamina D materna y los partos prematuros.
Algunos estudios observacionales sugieren que los niveles de vitamina D de la madre durante el embarazo influyen el desarrollo del hueso fetal y el crecimiento de los niños. Puesto que la vitamina D tiene efectos directos en la inmunidad innata y adaptativa en el organismo, no sorprende que la deficiencia en vitamina D materna se asocie a enfermedades autoinmunes como la diabetes mellitus tipo 1, la esclerosis múltiple, las alergias y las enfermedades atópicas en la vida adulta del feto. Por todas estas razones es crítico para las gestantes y debe ser promovido los sistemas públicos de salud el mantener niveles adecuados de vitamina D.
Los niveles correctos de vitamina D parece que también influyen en el preembarazo
La normalización de la deficiencia de vitamina D es importante para los trastornos endocrinos que conducen a disminución de la fertilidad en las mujeres como en los hombres. Las evidencias disponibles se basan en su mayor parte en trabajos con animales y estudios de observación. En los hombres, un nivel adecuado de vitamina D actúa aumentando la calidad de la espermatogénesis (generación de espermatozides).
¿Los niveles de vitamina D se estudian en la analítica tradicional del embarazo o hay que pedirlos?
No es habitual efectuar mediciones de rutina, mediante la determinación de vitamina D en suero por diversos tipos de análisis: radioinmunoanálisis (RIA) o ELISA para evaluar el estatus de la mujer embarazada en vitamina D. Pero teniendo en cuenta la gran prevalencia de la deficiencia en vitamina D y la repercusión que sobre el feto y la madre tiene la misma. La medición de vitamina D debe ser un objetivo irrenunciable en Obstetricia para corregir deficiencias y efectuar a continuación, el control de los tratamientos con vitamina D.
¿Qué causas pueden estar detrás de la carencia de vitamina D?
El estatus de vitamina D se ve afectado por factores que regulan su producción en la piel y por factores que afectan a su absorción intestinal o el metabolismo de la misma. La melanina actúa como un filtro para ultravioleta (UV), por tanto, reduce la producción de la vitamina D por la piel. Personas de color tienen un contenido de melanina más alto, y por lo tanto tienen reducida la síntesis de vitamina D3 derivada de la exposición a la luz solar.
Las diferencias en latitud también se han demostrado que influyen en la concentración de la vitamina D, y las embarazadas de los países en latitudes más al norte tienen niveles más bajos de vitamina D. La importancia de los rayos UV se muestra aún más por la variación estacional de la concentración de vitamina D entre el verano y el invierno, con niveles más altos de la vitamina D durante el verano en comparación con los meses de invierno.Los síndromes malabsortivos, como la enfermedad celiaca, o las enfermedades inflamatorias intestinales, condicionan una menor absorción de vitamina D.
El metabolismo de la vitamina D también se ve afectado en individuos obesos, se ha demostrado que los niveles bajos de vitamina D son más frecuentes entre las personas con sobrepeso y obesas en comparación con las personas de peso normal. En el mismo contexto, la actividad sedentaria también se asocia con niveles bajos de vitamina D.
¿Cuál sería el tratamiento de una embarazada con insuficiencia de vitamina D?
Las mujeres embarazadas o lactando requieren por lo menos entre 600 y 1.000 UI (unidades internacionales) de vitamina D para lograr el objetivo recomendado de concentración sérica de vitamina D de 20 nanogramos por mililitro de sangre (20 ng/mL) y pueden ser necesarias entre entre 1.500 y 2000 unidades internacionales por día para obtener 30 ng/ml.
¿Puede dar algunas unas recomendaciones para que las embarazadas tengan buenos niveles de vitamina D en sangre?
Los alimentos contienen poca cantidad de vitamina D, habría que proponer una alimentación complicada incluso extravagante de mantener, para conseguir un aporte adecuado de vitamina D. Por ejemplo, la gestante debería tomar en un día 50 gramos de sardinas, otros 50 de salmón, 2 kilos de hígado de cerdo, entre 8 y 9 yemas de huevo… una dieta extravagante y poco saludable. También se sugiere que la exposición solar de la embarazada (generalmente 20-10 minutos en los brazos y las piernas o las manos, los brazos y la cara no en todas las estaciones) puede ayudar también. Sin embargo, la mejor manera de garantizar realmente adecuado de vitamina D es a través de simples aportes vitamínicos.
¿Por qué la vitamina D también es importante para el desarrollo del feto y del bebé en la lactancia?
La lactancia materna es el método recomendado para la alimentación del lactante y proporciona a los bebés los nutrientes necesarios y protección inmunológica. Pero, la leche materna por sí sola no proporciona a los bebés una ingesta adecuada de vitamina D porque la leche humana contiene una concentración de vitamina D de 25 UI o aún menos por litro. Aunque el raquitismo por deficiencia de vitamina D entre los lactantes alimentados con leche materna es poco frecuente puede ocurrir si un niño no recibe vitamina D a partir de un suplemento o de una exposición adecuada a la luz solar, que en una gran parte de las veces no se puede conseguir. Por lo tanto, se recomienda un suplemento de 400 UI (unidades internacionales) por día de vitamina D a todos los lactantes alimentados con leche materna.
Un estudio publicado en el "Journal of Clinical Endocrinology and Metabolism" relaciona los niveles altos de vitamina D en las madres con mayor fuerza muscular de sus hijos, ¿lo han comprobado?
Este trabajo del grupo de Cyrus Cooper en el sur de Inglaterra ilustra muy claramente la importancia de la adecuación de los niveles de vitamina D en gestantes. Demostrando una asociación positiva entre los niveles plasmáticos maternos de vitamina D a las 34 semanas de embarazo y la fuerza muscular en sus hijos a los 4 años de edad, que avalaba otras investigaciones previas demostrando una asociación similar en hueso e inversa para la adiposidad corporal.