El ácido fólico antes y durante el embarazo reduce el riesgo de autismo
Tomar ácido fólico y otros complementos alimenticios (con presencia de vitaminas A, B, C y D) antes y durante el embarazo podría reducir el riesgo de autismo en el bebé, según un reciente estudio israelí publicado en la revista JAMA Psichiatry.
El equipo internacional de científicos que han realizado esta investigación reunió datos de 45.300 niños nacidos en Israel entre 2003 y 2007, y se comprobó su evolución hasta 2015. De todos ellos, solo a un 1,3% se le diagnosticó con algún trastorno del espectro autista (TEA). Al mismo tiempo se registró los suplementos alimenticios empleados por sus madres antes, en el preembarazo, y durante la gestación. Así se comprobó que los bebés de las mujeres que habían tomado complementos de ácido fólico y complementos alimenticios antes del embarazo tenían un 61% menos de probabilidades de desarrollar autismo, en comparación con los hijos de aquellas que no tomaron ningún suplemento.
Además, mantener estos suplementos en todas las semanas del embarazo se relacionó con una reducción del 73% en el riesgo de autismo.
“La deficiencia de ácido fólico antes del embarazo se ha asociado con problemas en la infancia y TEA”, afirma Stephen Levine, de la Universidad de Haifa y director del estudio.
Ácido fólico: un “protector” para el bebé
Desde hace décadas se conoce el efecto protector del ácido fólico frente a los defectos del tubo neural como la espina bífida en el desarrollo del feto. También se ha asociado el déficit materno de esta vitamina del grupo B con afecciones cardiacas en el bebé y problemas de la placenta.
Algunos estudios sugieren que los niveles de ácido fólico materno pueden tener su repercusión en el desarrollo cognitivo del bebé, aunque es necesario realizar más estudios que lo corroboren.
“Nuestros resultados coinciden con el estudio noruego que mostraba que tomar durante cuatro semanas antes de la gestación y 8 semanas en el embarazo se asociaba con un riesgo reducido de TEA en la descendencia”, afirma el estudio. Incluso el estudio israelí señala que si la madre toma suplementos de ácido fólico y multivitamínicos dos años antes del embarazo el riesgo de que el bebé padezca TEA disminuye.
El estudio noruego
Hace unos años se publicó un estudio en el que se investigó un total de 85.176 bebés nacidos en Noruega entre 2002-2008 y los hábitos alimenticios de sus padres. Se identificaron un total de 270 casos de TEA. Entonces se vio que las madres que tomaron suplementos de ácido fólico al comienzo del embarazo tenían un riesgo un 40% menor de que sus hijos desarrollaran autismo en comparación con las madres que no tomaron este nutriente. La reducción del riesgo se observó en los que tomaron ácido fólico cuatro semanas antes y de ocho semanas después del inicio de la gestación.
La vitamina D, también
Pero este no es el único estudio que relaciona los niveles maternos de algunos nutrientes con el riesgo del bebé de desarrollar autismo. Una investigación de la Universidad de Queensland (Australia) y del Erasmus Medical Centre de Países Bajos encontró que las mujeres con deficiencia de vitamina D son más proclives a tener hijos con TEA.