Baja el número de partos y cesáreas inducidos
El número de partos y cesáreas inducidos ha roto su tendencia creciente por primera vez en veinte años. El dato lo aportan los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos.
La forma más natural de nacer es siempre un parto espontáneo, aunque a veces esperar a que ese momento llegue por sí solo supone riesgos para la madre o el bebé que obligan a adelantarlo y a provocarlo de forma artificial. Sin embargo, hay algunos expertos que consideran que se ha abusado de esa inducción sin sopesar que también conlleva sus problemas.
Riesgos en bebés prematuros
Los bebés prematuros tienen entre 1,5 veces y 2 veces más probabilidades de morir en la primera semana de vida y, en general, pueden enfrentarse a problemas graves de salud al nacer prematuramente.
Desde March of Dimes, fundación americana dedicada a promover la salud en el embarazo y en los bebés, se explica que se había extendido la "sensación de que lo hacemos muy bien con nuestros bebés prematuros, hemos sido seducidos por los avances y pensamos que es seguro inducir un parto temprano", pero se han ignorado los riesgos significativos de enfermedad y muerte en bebés prematuros tardíos y a término temprano.
Las cifras de partos inducidos comenzaron a bajar desde 2006. La caída más fuerte se ha producido para nacimientos tempranos a término entre las 37 y 38 semanas, que se redujeron un 12% entre 2006 y 2012. Los nacimientos prematuros tardíos entre las 34 y las 36 semanas han caído un 4%.
¿Partos tempranos innecesarios?
La reducción de estas cifras se ha conocido cuando las sociedades médicas se están replanteando la inducción en partos tempranos innecesarios. Recientemente, el Congreso Americano de Obstetras y Ginególogos ha recomendado evitar los partos inducidos antes de las 39 semanas de gestación si no hay un motivo médico claro.
Estos nuevos criterios han permitido que los hospitales hayan cambiado sus protocolos de actuación y que los obstetras se hayan replanteado sus prácticas, explican desde el Hospital y Centro Médico de la Universidad de Brookdale en Nueva York.
Nacimientos programados a la carta
Los partos inducidos crecieron más del doble entre 1990 y 2010 (desde el 10% al 24%). Aunque algunos de estos partos eran necesarios para preservar la vida de la madre o del niño, muchos también se programaban para encajar mejor el nacimiento con las agendas del médico o de los padres, lo que ha llevado a cifras excesivamente altas y a situaciones que no justificaban estas prácticas.
Las inducciones alcanzaron sus máximos en 2010 pero desde entonces han comenzado a bajar lentamente.
Los investigadores han encontrado variaciones según la raza y la ubicación. Las cifras de partos y cesáreas inducidos han caído un 19% entre las mujeres blancas, pero sólo se han reducido un 7% entre las hispanas y un 3% entre las negras. Dentro de los Estados Unidos, los descensos han ido del 5% en el estado de Maryland hasta un 48% en Utah. Las variaciones parecen responder a la calidad de la atención prenatal que reciben las madres embarazadas, ya que se observan mayores caídas en los lugares donde hay un buen seguro que incluye buena atención médica en el embarazo.