Contaminación en el embarazo, más hipertensión en niños
Las embarazadas que estuvieron expuestas durante su tercer trimestre de gestación a contaminación por partículas finas –neblina contaminante que está presente en muchas ciudades- tienen un 61% más de posibilidades de tener hijos con tensión arterial elevada. Son los resultados de un estudio realizado entre familias de Boston y publicado en la revista "Hypertension" de la Asociación Estadounidense del Corazón.
Para averiguarlo se realizó un análisis entre 1.293 madres y sus hijos de 3 a 9 años. Unos 160 de esos niños resultaron tener la tensión alta, algo extraño entre pequeños de tan corta edad. Además se midieron los niveles de contaminación de las zonas donde vivían las familias estudiadas para certificar la calidad del aire, mediante lecturas hechas por la Agencia de Protección Ambiental cada tres días. El nivel más alto de contaminación que recibieron las madres estudiadas fue de 11.8 microgramos por metro cúbico, cuando el tope está fijado en 12 microgramos.
Cómo actúa la contaminación
Según los investigadores de la Facultad de Salud Pública Bloomberg de la Universidad John Hopkins, las partículas de contaminación pueden entrar en los pulmones y llegar al corazón a través del torrente sanguíneo. La importancia de este estudio radica en que es uno de los primeros en demostrar que la exposición de una gestante a un contaminante puede tener un impacto negativo en la salud de su descendencia.
¿Cómo consigue la contaminación hacer daño al bebé ya nacido? Según la teoría del profesor Noel Mueller, las partículas de contaminación fina habrían causado una inflamación dentro del útero materno, alterando los patrones de crecimiento del bebé. Una de las consecuencias de esta inflamación es este mayor riesgo de padecer tensión arterial alta durante la primera infancia.
La hipertensión en niños puede no producir síntomas evidentes, lo que eleva aún más el peligro de sufrir ataques al corazón y derrames cerebrales, entre otros problemas de salud.
Consejos para embarazadas
Los autores del estudio recomiendan a las embarazadas que se encuentran en el último trimestre de gestación que eviten salir “en zonas altamente contaminadas” para reducir el riesgo de que el bebé sufra algún daño. Las gestantes podrían optar por trasladarse a zonas más saludables para sus paseos o incluso, si pueden, mudarse definitivamente a otra un barrio con mejor calidad del aire.
Un estudio anterior realizado en California también encontró una relación similar entre un tóxico y la hipertensión en niños. En dicha investigación se asoció la exposición de la embarazada a dióxido de nitrógeno (consecuencia del humo de tabaco o quema de combustibles fósiles) con tensión arterial alta en sus hijos.