El embarazo modifica el cerebro de la madre para proteger al bebé
El cerebro de la futura madre cambia durante el embarazo y hace que la gestante se haga más receptiva a las necesidades del bebé. Los cambios se atribuyen a las alteraciones hormonales que se producen durante la gestación en el cuerpo femenino y se mantienen por lo menos hasta dos años después del parto, según un estudio realizado por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) y en el que han participado investigadores de la Universidad Carlos III y del Hospital Gregorio Marañón.
Muchas futuras madres han sentido ciertas alteraciones durante el embarazo e incluso después del nacimiento del bebé, cambios que hacen que estén más alerta, que hacen que ellas sean capaces de escuchar leves sonidos procedentes de su hijo que otras personas no llegan a percibir, incluso han sentido ligeras pérdidas de memoria. En definitiva, la sensación de que la mente en esa etapa no funciona de la misma forma que lo hacía antes.
Madres más receptivas y más vinculadas a sus hijos
La investigación de la UAB constata ahora esos cambios. El cerebro materno sufre una reducción de materia gris en áreas relacionadas con la empatía, pero esa poda en las conexiones neuronales favorecería funciones que permitirían a la madre ser más receptiva a las necesidades de su hijo y estrechar el vínculo emocional entre ambos.
Los investigadores observaron a 25 mujeres y les realizaron una resonancia magnética cerebral antes del embarazo y después de dar a luz a su bebé. También escanearon el cerebro de los futuros padres. Como complemento a la investigación realizaron resonancias magnéticas también a un grupo de control formado por mujeres y hombres que no habían sido padres.
El cerebro materno se reorganiza para cuidar del bebé
El resultado mostró cambios físicos destacados en el cerebro de todas las embarazadas y detectó, en particular, cómo el córtex se reorganiza en regiones cerebrales relacionadas con las habilidades sociales. Todas las mujeres embarazadas mostraban el mismo patrón de reorganización del córtex, con una marcada reducción de materia gris en regiones específicas del córtex prefrontal y temporal, así como en la línea media cortical anterior y posterior. Estas áreas se relacionan con la capacidad de empatizar.
Las madres no sufrieron pérdida de las habilidades cognitivas. De hecho, las embarazadas consiguieron la misma puntuación en varios test que las mujeres del grupo de control que no habían tenido hijos, por lo que se puede decir que la poda neuronal durante el embarazo optimiza las conexiones neuronales. Los cambios no se observaron a los futuros padres, sólo afectaron a las gestantes.
Vínculo madre-hijo
Las hormonas que proceden del feto modifican el cuerpo y también el cerebro de la madre, explican los investigadores. Se trata de un mecanismo adaptativo para centrarse en el futuro bebé. De hecho, los cambios del cerebro afectan a zonas asociadas con funciones necesarias para afrontar los retos de la maternidad y cuanto mayor es la reducción de materia gris, más estrecho es el vínculo que se establece tras el parto entre la madre y el bebé.
Los investigadores realizaron un escáner a las madres dos años después de dar a luz y esas modificaciones se mantenían. Ahora se proponen abrir otra línea de investigación para analizar hasta cuándo permanecen esos cambios.