Vitaminas prenatales, menor riesgo de autismo
La toma diaria de vitaminas prenatales durante el primer mes de embarazo puede reducir la incidencia de trastornos del espectro autista en niños (TEA) con alto riesgo de padecerlo por tener antecedentes familiares directos (hermanos). Es el resultado de un estudio que acaba de publicarse en la revista “JAMA Psychiatry”. En el grupo de 241 niños estudiados se encontró que desarrolló autismo el 32,7% de los pequeños cuyas madres no tomaron vitaminas prenatales. El dato contrasta con el 14,1% de los niños que sufrieron algún trastorno del espectro autista pero cuyas madres sí habían ingerido suplementos vitamínicos en las primeras semanas del embarazo. La investigación resalta la "importancia de una buena nutrición antes y durante la gestación", lo que pone en valor la ingesta de los complementos alimenticios que se prescriben a embarazadas y futuras madres.
Los trastornos del espectro autista afectan cada vez a más niños y suscitan mucho interés entre los investigadores. En EEUU uno de cada 59 pequeños a la edad de 8 años puede sufrir algún tipo de trastorno del espectro autista. En España se calcula que unos 50.000 niños en edad escolar pueden sufrir esta enfermedad, pero no existen registros actualizados de pacientes.
Niños de "alto riesgo", con hermanos que sufren autismo
La importancia de esta investigación es que estudia a niños que tienen hermanos con TEA. En estos casos, la probabilidad de desarrollar cualquier trastorno del espectro autista es 12 veces mayor que la de la población general. Por eso, el estudio puso el foco en los bebés con alto riesgo de padecer autismo en la infancia; además, estos niños tienen más riesgo de padecer trastornos del lenguaje o déficit de atención.
La muestra de niños estudiados es significativa: pertenece al estudio MARBLES (Makers of Autism Risk in Babies: Learning Early Signs), que contacta con madres que ya tienen a un niño con el diagnóstico de autismo y que están planificando un nuevo embarazo o ya embarazadas. El equipo de investigadores llevó a cabo un estudio detallado sobre el estilo de vida, el entorno, las circunstancias personales y sociales de la familia, lo que incluía los hábitos en la ingesta de suplementos vitamínicos entre las madres.
En los amplios cuestionarios completados por las madres, se requirió todo tipo de información sobre frecuencia, dosis, marca y tipo de suplemento vitamínico ingerido, desde los seis meses previos a la concepción y en cada mes de embarazo. Además, a los bebés estudiados se les realizó un seguimiento médico de su neurodesarrollo desde los 6 meses de vida y hasta los tres años.
Más investigaciones en la misma dirección
Otro estudio previo encontró que la ingesta de vitaminas prenatales en el periodo cercano a la concepción se relacionaba con una reducción de un 40% del riesgo de que el bebé sufriera autismo durante la infancia. Esta asociación entre vitaminas y autismo se estudió también en una cohorte de más de 85.000 niños noruegos, concluyendo que la suplementación de ácido fólico se asociaba a la una menor incidencia de trastorno del espectro autista.