Parto en el agua: todo lo que debes saber
Pros y contras de nacer en una piscina o bañera
El parto en el agua engloba todos aquellos partos en los que el todo o parte del periodo de dilatación o el periodo expulsivo del mismo se produce en el agua. El parto en el agua se ha mostrado como una opción al parto natural dados los beneficios analgésicos del líquido elemento en las embarazadas.
Este tipo de parto puede estar indicado en aquellos casos en los que el embarazo ha transcurrido de forma normal, los partos de bajo riesgo, y en los que se supone el periodo de dilatación y expulsivo van a transcurrir, sin complicaciones. En definitiva, se trata de un parto de baja intervención.
A más relajación, menos anestesia epidural
La base del parto en el agua, es el efecto analgésico que el líquido elemento tiene en las contracciones uterinas. El agua a una temperatura de 37 grados genera una sensación placentera y atenúa las molestias durante este periodo, disminuye el dolor, favorece la relajación y disminuye la petición de analgesia epidural.
Además, la inmersión en agua favorece la sensación psicológica de intimidad, disminuyendo la sensación de desnudez que puede presentar la parturienta y favorece los movimientos al generar una sensación de ligereza.
El parto en el agua favorece los movimientos y puede permitir una postura vertical de la parturienta, la cual influye en el descenso de cabeza fetal y apertura de la pelvis cuando se asocia a la posición de cuclillas.
Para los recién nacidos también existen beneficios de un parto en el agua. Los recién nacidos presentan un reflejo de inmersión que persiste hasta los seis meses, que les impide la realización de movimientos respiratorios cuando se sumergen en este medio. Además, sabemos que los bebés al introducirlos en agua no se ahogan y son capaces de no respirar de forma instintiva.
Parto en el agua: beneficios
- Efecto analgésico. El agua caliente supone el alivio del dolor de la fase de dilatación y el parto.
- Facilidad de movimientos. El agua favorece los cambios posturales de la embarazada durante el parto, la sensación de ligereza y la analgesia (control del dolor) gracias al movimiento.El ecosistema líquido similar al intrauterino en el que el bebé se encuentra, permite una fácil adaptación del recién nacido a la vida extrauterina.
- Conctacto piel con piel. El agua facilita el contacto piel con piel temprano, lo que mejora el vínculo materno-fetal.
- Control de los pujos y desgarros perineales. Parece que el parto en el agua favorece el control de los pujos materno y ha demostrado la disminución de la aparición de los desgarros perineales.
Parto en el agua: problemas
- Contaminación e infecciones. En el parto en agua, no es posible mantener unas condiciones óptimas de asepsia. La propia contaminación del agua por la piel materna o la presencia de materia fecal, van a contaminar el agua de la piscina o bañera.
- Desaceleración del proceso del parto. Está descrito que la relajación y la disminución del dolor pueden disminuir el número y la intensidad de las contracciones uterinas. Por ello, la inmersión en agua no es recomendable de forma temprana, sino cuando el proceso del parto está en fase activa.
- Inhalación de agua por parte del feto. Es una complicación rara que puede darse cuando el expulsivo se realiza en agua. A pesar del reflejo de inmersión que presentan los recién nacidos, que evitan la aspiración de agua, se ha descrito que puede producirse este problema.
- Dificultad para control del bienestar fetal. Dado que la tecnología que se emplea para ello, no se realiza la cardiotocografía (monitores). Funciona mediante instrumentos eléctricos que pueden entrañar un riesgo al contacto con el agua, por lo que el control del bienestar fetal se basa en la auscultación intermitente del útero materno.