Durante las semanas del embarazo pueden producirse dolores localizados o generalizados, que aparecen y desaparecen o que pueden persistir a lo largo de toda la gestación. Algunos dolores del embarazo pueden considerarse fisiológicos, es decir, propios de los cambios físicos, bioquímicos y hormonales de la gestación. Sin embargo, otros pueden ser dolores patológicos, producidos por una enfermedad o una infección, desencadenados o no por la gestación.