Diabetes gestacional: cómo detectarla y tratarla
Si no se controla, el parto es mucho más difícil
La diabetes gestacional es una patología bastante frecuente durante el embarazo. Controlada, no suele causar problemas. Con la ayuda del doctor José Luis Bartha, jefe del servicio de Obstetricia del Hospital La Paz (Madrid) y catedrático de la Universidad Autónoma de Madrid, explicamos por qué aparece y cómo hay que tratarla.
Aparece en mujeres que no eran diabéticas
No hay que confundirla con la diabetes tipo 1 o tipo 2 que sufre la población general, ya que la diabetes gestacional tiene un origen fisiológico.
- Para crecer y desarrollarse, el feto necesita mucha energía que obtiene de la glucosa, que le transfiere la madre a través de la placenta.
- Ante este requerimiento la naturaleza, se pone en marcha y el organismo materno incrementa la producción de glucosa.
- Pero en ocasiones, este fabrica más de lo que es aconsejable y el feto necesita, sin que el páncreas materno sea capaz de aumentar en la misma proporción la producción de insulina. Y así es como aparece la diabetes gestacional.
Se detecta con un análisis de sangre
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La curva corta
Por eso a todas las embarazadas se les somete a una sencilla prueba para analizar el nivel de glucosa en sangre o glucemia. Se llama test de O’Sullivan o curva corta de la diabetes. Para ello, como nos informa este especialista, entre las semanas 24 y 28 de embarazo te tomarán una muestra de sangre; a continuación, te darán a beber un líquido muy dulce que contiene 50 gramos de glucosa; y una hora después, te volverán a realizar una extracción sanguínea para medir la glucosa en sangre.
“Se considera positivo el test cuando se encuentra en valores mayores o iguales a 140 mg/dl”, afirma este experto. “Pero no todas las gestantes que dan positivo este test son diagnosticadas de diabetes gestacional. De hecho, el 75% no lo padece”, afirma el catedrático de la Universidad Autónoma de Madrid.
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Curva larga, si la corta sale mal
Si te realizan esta prueba y resulta positiva, deberás acudir otro día para hacerte otra, llamada test de sobrecarga de glucosa (o curva larga). En esta ocasión, te darán a beber un líquido con 100 gramos de glucosa y se estudia cómo la ha asimilado su organismo, con cuatro extracciones de sangre: en el momento de tomarlo, a los 60, 120 y 180 minutos. “Si en dos tomas los niveles de azúcar superan los niveles normales se diagnostica diabetes gestacional”, señala el doctor José Luis Bartha.
Si no se controla, el bebé sufre en el parto
Bebés grandes pero enfermos
Si la mujer no controla su nivel de glucosa en sangre, el feto se va a resentir, porque ese exceso le llegará al bebé, que produce su propia insulina. “Son fetos grandes por el acúmulo de glucosa en su organismo, pero no son sanos. Tienen el hígado muy grande”, afirma el especialista en Obstetricia.
Acumulan grasa en el tronco
“Son bebés que acumulan la grasa en el tronco, de forma que el parto se puede complicar mucho porque se da lo que se llama distocia de hombro [ocurre cuando una vez que ha salido la cabeza los hombros se traban dentro del canal del parto]”, afirma el doctor José Luis Bartha.
Riesgo de hipoglucemia del bebé
Además, si el feto está acostumbrado a recibir mucha glucosa a través del cordón umbilical, tras el parto puede tener una bajada (hipoglucemia) porque el bebé sigue produciendo grandes cantidades de insulina.
Control anual de la diabetes, obligatorio
Una vez que la mujer que ha tenido diabetes gestacional ha dado a luz, conviene realizar un control posterior para comprobar que la diabetes ha desaparecido, como suele ocurrir en la mayoría de los casos. Pero, aún en el supuesto de la normalidad posterior al parto es imprescindible un posterior seguimiento anual, ya que con los años se tienen más posibilidades de desarrollar una diabetes tipo 2, especialmente durante la menopausia.