"¿Puedo ir a un 'spa' o balneario estando embarazada?"
No es la primera vez que una embarazada recibe algún regalo relajante como por ejemplo un masaje, una visita al balneario o "spa" o un tratamiento combinado. Y en estos casos siempre existe la duda sobre si es conveniente o no, o incluso puede llegar a ser peligroso, el acudir a alguno de estos centros.
En los "spas" o balnearios existe una oferta amplia de muchísimos tratamientos, que aunque se basan en la hidroterapia y la variación de temperatura fundamentalmente, se asocian a otros efectos como la mesoterapia, aromaterapia, germoterapia...
La hidroterapia que emplea chorros con diferente intensidad, el masaje propio del agua y la flotación. Debe evitarse sobre todo en el abdomen de la embarazada, ya que algunos chorros de mayor intensidad podrían estimular el útero y desencadenar contracciones uterinas. Aunque éstas realmente sean de baja intensidad y no muy prolongadas -incapaces de desencadenar un parto prematuro- sí que puede generar incomodidad e inseguridad en la embarazada.
Evita el "spa" en el primer trimestre
¿Por qué se recomienda no acudir a un "spa" o balneario en el primer trimestre de embarazo? Porque no podemos demostrar que sean seguros durante estas semanas de gestación. A priori, el mayor riesgo que puede tener para una embarazada y el desarrollo de su hijo en su interior, es el aumento de la temperatura corporal, que sabemos que en estas primeras semanas de embarazo puede ser deletéreo y afectar al feto, por lo que sería una justificación para evitar altas temperaturas. Por ello, los baños en temperaturas mayores a 37º o los baños turcos o saunas deberían de evitarse en el primer trimestre de gestación.
Segundo trimestre: mejor consulta con tu ginecólogo
En el segundo trimestre de embarazo, este riesgo deletéreo de la temperatura desaparece, por lo que podríamos considerar que acudir a un "spa" sería seguro. Pero siempre teniendo en cuenta que estamos ante un embarazo de bajo riesgo. En el caso de que exista alguna complicación del embarazo habría que consultar de forma específica al obstetra responsable.
En general durante el embarazo, y siempre que ha transcurrido el primer trimestre, no existe ninguna contraindicación para acudir a estas instalaciones, siempre que se trate de un embarazo de curso normal y bajo riesgo. Aunque siempre hay que ser muy precavidos y preguntar al obstetra responsable de cada embarazo.
Sin cambios bruscos de temperatura
Una vez que decidas ir al "spa" estando embarazada, debes de mantener unos cuidados mucho más estrictos que cuando una mujer acude sin estarlo. Entre ellos se encuentran evitar los cambios de temperatura bruscos ya que pueden hacer variar la tensión arterial, y generar un episodio de hipotensión, con incluso mareo y acabar desencadenando una caída en la embarazada. Esto se debe a la diferente distribución del torrente sanguíneo, que se hace preferente al útero, y a una tendencia de inicio a una tensión más baja durante el embarazo. Por ello, los cambios de temperatura deben de ser mucho más graduales.
Sauna y baño turco, prohibidos
Quedaría completamente prohibido el empleo o la entrada a la sauna o baño turco ya que las temperaturas son muy elevadas. De igual modo, la inmersión en temperaturas altas, debe ser también moderado y cuando hablamos de modelado es evitar estancias muy largas y prolongadas en el agua muy caliente: no deberían de sobrepasarse los 10 minutos. Además, ten en cuenta estas cuestiones:
- La inmersión en el agua caliente puede favorecer la aparición de infecciones vaginales e infecciones urinarias.
- Esto no tiene por qué contraindicar su uso, pero si durante el embarazo se han padecido o se tiene tendencia a padecerlo, puede favorecer su aparición de la infección en ese momento.
- Para evitarlo, debes cambiarte la ropa interior o de baño de forma frecuente y evitar pasar tiempo húmeda.
- Mantente bien hidratada y vacía la vejiga de forma frecuente para la posibilidad de infección vaginal.
Masajes y tratamientos de belleza
No habría inconveniente al respecto siempre y cuando sean masajes relajantes realizados por profesionales formados y que no practiquen reflexología podal o el masaje terapéutico. Se deben de emplear aceites y cremas aptas para embarazadas y que no incluyan sustancias químicas perjudiciales.
Finalmente, el "spa" puede tener múltiples beneficios para la gestante: mejora el estado de relajación muscular, puede mejorar la calidad del sueño, que muchas veces en el embarazo está afectado, puede relajar la espalda y disminuir la tensión lumbar así como disminuir los edemas en miembros inferiores (retención de líquidos). Teniendo en cuenta todas estas precauciones, ¿por qué no darse un regalito?