Todo lo que necesitas saber sobre la lactancia mixta
Cuando el bebé toma pecho y biberón a la vez
La lactancia mixta se da cuando el bebé se alimenta a la vez del pecho materno y del biberón con leche artificial. Se considera el término intermedio entre la lactancia materna exclusiva, con todos los beneficios nutricionales que aporta, y la lactancia artificial.
¿Por qué se elige la lactancia mixta?
La lactancia mixta no suele ser la opción inicial elegida por la madre. Habitualmente, cuando el bebé nace, las madres prefieren la lactancia materna exclusiva. Pero la aparición de diversas necesidades lleva a las parejas a emplear a la vez alimentación complementaria con leche de fórmula, ya que tiene sus ventajas:
- Los padres se pueden turnar para alimentar al recién nacido. Algunas mujeres agradecen que la alimentación del bebé no dependa solo de ellas por el cansancio que conlleva.
- La lactancia mixta da tranquilidad: Los padres se aseguran que el bebé se alimenta de forma y en cantidad adecuada, una duda muy frecuente en la lactancia materna exclusiva.
- Poder dar el biberón en lugares públicos: A muchas mujeres les resulta incómodo amamantar en público.
- La alimentación con fórmula artificial ayuda a corregir algunos problemas médicos, como niños con déficit de crecimiento, que precisan una hidratación muy controlada, prematuros, o con tendencia al reflujo (que mejora al tomar leches artificiales diseñadas para evitarlo).
La lactancia mixta para bebés que se quedan con hambre
Como hemos comentado, cuando nace un bebé los padres suelen elegir la lactancia materna en exclusiva para alimentarle. Pero en ocasiones surgen circunstancias que les lleva a suplementar con leche de fórmula: porque el bebé reclame más alimento o por necesidades de los padres, laborales, sociales, etc.
En el primer caso, nos encontramos con bebés que necesitan algo más alimento que el producido por su madre. Aunque existe la posibilidad de conseguir que la madre genere mayor cantidad de leche materna, hasta que esta producción se adapta a las necesidades del niño, las familias pueden recurrir a la alimentación complementaria con biberón. Esta alimentación puede ser de dos tipos:
- Suplementando algunas tomas de lactancia materna con leche artificial.
- Suprimir tomas de leche materna y sustituirlas por biberón. Las cantidades necesarias de leche artificial vienen determinadas por cada fabricante, según la edad del bebé.
Por necesidades familiares
En el segundo caso, incluimos todas las circunstancias de la familia que les conducen a una alimentación mixta: problemas laborales, cansancio de la madre, responsabilidades familiares, sociales, etc., bien porque la lactancia materna exclusiva no va a poder realizarse o porque los padres no desean llevarla a cabo. Lo más frecuente es que se inicie cuando la madre comienza a trabajar, tras la baja maternal. Aunque existe posibilidad de almacenar la leche materna y ofrecérsela al bebé cuando su madre no esté, lo habitual que se inicie la alimentación artificial en este momento, sobre todo si el bebé va a acudir a una escuela infantil.
Al principio, mejor lactancia materna en exclusiva
Por último, existen parejas que optan por la lactancia mixta desde un inicio, porque los dos quieren implicarse en la alimentación del bebé, aunque no es lo más frecuente. En este caso, en los primeros días de vida del recién nacido es necesario el establecimiento de la lactancia materna. Para conseguirlo, el bebé tiene que realizar tomas al pecho de forma frecuente, para estimular la secreción de leche materna. Si al recién nacido le dan leche de fórmula en estos días, se quedará satisfecho y no querrá tomar pecho en varias horas, por lo que no inducirá la producción de leche de la madre. Como consecuencia, esta genera menos leche y cada vez que el bebé mama se queda más insatisfecho y precisa más leche artificial. Así, la lactancia materna puede no establecerse o quedar mínimamente implicada en la alimentación del bebé.
Los problemas de la lactancia mixta
- El bebé prefiere un alimento u otro. Lo más probable es que un bebé alimentado con lactancia materna rechace el biberón, ya que la toma al pecho no solo le aporta alimento. Al mamar establece un vínculo afectivo con la madre, lleno de calor, miradas, caricias, etc. Pero cualquier persona puede dar el biberón. Es un proceso con menos contacto físico y, por lo tanto, trato afectivo, y en el que se succiona de una tetina de plástico o silicona y no directamente de la piel. Pero también puede ocurrir el hecho contrario: que un bebé que pruebe el biberón rechace el pecho. Suele suceder porque para el bebé succionar del biberón requiere menos esfuerzo y, por lo tanto, cuando se le ofrece el pecho lo rechaza. Ya conoce una forma más sencilla de alimentarse. Para evitarlo, existen tetinas especialmente diseñadas para que le cueste lo mismo succionar del biberón o del pecho materno. Por ello, se recomiendan si se opta por lactancia mixta.
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La cantidad de leche materna no se ajusta al crecimiento del bebé. A medida que el bebé coge peso, necesita más alimento. Con la lactancia materna, de manera fisiológica, mama más cantidad y el organismo materno genera mayor cantidad de leche. En el caso de los niños alimentados con lactancia mixta, cuando las necesidades del niño aumentan con el tiempo, es más habitual o más sencillo aumentar la cantidad de leche artificial que se lo ofrece que esperar a que aumente la producción de leche materna. Por lo tanto, según pasen los meses, la cantidad de leche materna que el bebé toma será menor en proporción con la de leche de fórmula.
La relactación con lactancia materna exclusiva
Por último, debemos de hablar de la denominada relactación, que es el proceso mediante el cual, un bebé que se alimentaba con lactancia mixta pasa a alimentarse con lactancia materna exclusiva. Este proceso se consigue mediante la eliminación progresiva de las tomas o suplementos de leche artificial, favoreciendo que el bebé se enganche de forma más frecuente al pecho. Durante este periodo se debe tener especial cuidado en que las necesidades alimentarias del niño estén cubiertas y que no estemos creando una desnutrición. Para ello, es necesario un control del peso del bebé que descarte la pérdida de peso de más de un 10%.