Los pesticidas afectan al desarrollo pulmonar del feto
La investigadora Maribel Casas explica su impacto en la salud infantil
Los niños son más vulnerables a los efectos de los plaguicidas y pesticidas sobre su salud, ya que sus órganos todavía están en desarrollo y tienen dificultades para eliminar las toxinas de la misma forma en que lo hacen los adultos. Hasta ahora esto es lo que se conocía, pero también se sospechaba que estos tóxicos podían afectar a las embarazadas y tener consecuencias sobre el feto que podrían extenderse en la infancia.
Peor desarrollo pulmonar de los niños
De hecho, se habían sugerido vínculos entre la exposición a estas sustancias en el embarazo y posteriores enfermedades respiratorias infantiles, como asma, sibilancias o infecciones.
Una reciente investigación española, realizada por el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), ha logrado vincular la exposición a sustancias químicas ambientales y su impacto en la salud infantil incluso antes de su nacimiento, desde el embarazo.
Una de las conclusiones de este informe, que se ha presentado en el Congreso Internacional de la Sociedad Respiratoria Europea celebrado en París (Francia), subraya que los bebés que han sido expuestos desde la gestación a niveles altos de compuestos organoclorados presentan peor función pulmonar durante la infancia, así como otros trastornos como bajo peso al nacer, obesidad y TDAH (Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad).
Organoclorados: Prohibidos en 1970 pero siguen afectando
“Aunque los compuestos organoclorados fueron prohibidos en 1970, pueden persistir en el medio ambiente y en el cuerpo humano durante un largo periodo de tiempo”, nos explica la doctora Maribel Casas, investigadora de ISGlobal y una de las autoras del informe. La principal fuente de exposición a estos compuestos, que se han utilizado como pesticidas y en otros usos industriales, se produce a través de la dieta, con los alimentos que comemos.
Plaguicidas, atraviesan la placenta y están en la leche materna
Sin embargo, los investigadores de ISGlobal Barcelona han visto que los futuros bebés y los recién nacidos también pueden estar expuestos a estas sustancias tóxicas a través de la placenta y la lactancia.
La doctora Casas incide en que es la primera investigación que asocia el impacto de estos compuestos con la salud de los niños. “Tenemos evidencia de que la exposición a sustancias químicas ambientales, incluidos compuestos organoclorados, pueden tener un impacto en la salud infantil.
Aunque este grupo de sustancias fue prohibido en la década de los 70, todavía hay niveles bajos pero detectables en embarazadas y en niños. Eso significa que las poblaciones actuales y las generaciones futuras todavía están expuestas a estos compuestos”, subraya la investigadora de ISGlobal.
“Embarazadas y madres con bebés lactantes deben tener especial cuidado, ya que estos compuestos pueden atravesar la placenta y también se pueden transmitir a través de la leche materna”, destaca la doctora Maribel Casas.
Los efectos de esta exposición son diversos. Estos compuestos afectan al sistema hormonal y se vinculan con hipertensión, problemas cardiovasculares o algunos tipos de cáncer (mama, próstata, estómago o pulmón), entre otros trastornos. “La exposición durante el embarazo puede provocar bebés con bajo peso al nacer, obesidad infantil, problemas respiratorios y TDAH (Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad)”, explica la investigadora.
Seguimiento desde el útero hasta los 7 años
La investigación del Instituto de Salud Global de Barcelona analizó a 1.308 bebés nacidos en Valencia, Sabadell y Guipúzcoa entre 2004 y 2008:
- Previamente se habían medido los niveles de siete compuestos organoclorados en las madres embarazadas o en sangre extraída del cordón umbilical.
- El estudio avanzó hasta que los niños crecieron: cuando cumplieron 4 años se midió su función pulmonar, prueba que se repitió de nuevo a los 7 años.
- Los resultados ofrecieron funciones pulmonares más deficientes en niños que habían estado expuestos al DDT, aunque en niveles pequeños.
La reducción observada en la cantidad de aire que un niño puede expulsar no se considera clínicamente relevante, “pero estos cambios más pequeños son muy relevantes a nivel poblacional y pueden ser importantes en niños con afecciones respiratorias”, nos aclara la doctora Casas.
¿Cómo pueden las embarazadas evitar sus efectos?
No es fácil evitar la exposición a estos tóxicos, que actualmente están prohibidos y no se utilizan. Las mujeres en edad reproductiva, explica la doctora Casas, deberían evitar consumir alimentos que pueden contener estos compuestos o moderar su ingesta:
- Hay que tener cuidado con las carnes grasas (los organoclorados se acumulan en los tejidos grasos y se biodegradan más lentamente).
- Algunos tipos de pescados azules.
- La Organización Mundial de la Salud recomienda pelar o lavar las frutas y hortalizas que se van a consumir para evitar la ingesta de plaguicidas.
- Además hay que reducir al máximo el uso de productos de uso domésticos como los limpiadores más potentes (desincrustantes, limpiadores de horno, desatascadores de tuberías...).
¿Cómo actúan estos compuestos?
Los organoclorados son disruptores endocrinos y pueden provocar interferencias en el sistema hormonal debido a sus propiedades estrogénicas y anti-androgénicas. Pueden afectar al desarrollo y al funcionamiento de los pulmones durante el desarrollo fetal, explica la doctora Casas, que subraya que es ahí donde puede encontrarse el vínculo entre la exposición a estas sustancias químicas y su incidencia en la salud infantil.
¿Se mantiene el efecto en los adultos?
El primer estudio realizado por ISGlobal ha evaluado la función pulmonar de niños hasta los 7 años. Los investigadores tienen la intención de repetir el mismo análisis en niños de 11, 14 y 18 años para analizar si los efectos persisten en esas edades.
“Los pediatras -explica la doctora Salas- deben ser conscientes de que la exposición a sustancias químicas ambientales pueden afectar a los niños. Los menores son la población más susceptible a los tóxicos ambientales, ya que sus órganos están aún en desarrollo. Los niveles detectables de estos compuestos ya prohibidos son todavía detectables en embarazadas y en niños, lo que significa que la población actual y las generaciones futuras todavía están expuestas a sus efectos”.
Nuevos tóxicos, a examen: ftalatos y fenoles
La investigación advierte de que existen otros químicos presentes en el medio ambiente que también pueden afectar al desarrollo pulmonar. Algunos de ellos se usan en nuestra vida diaria y no existen muchas evidencias sobre sus efectos potenciales. Entre ellos están los ftalatos (sustancias químicas utilizadas en la industria del plástico y en la de cosméticos) o fenoles (usados para fabricar plásticos duros), por ejemplo. Serán necesarios nuevos estudios sobre estos compuestos para evaluar su influencia en la salud infantil.