6 síntomas del embarazo (que no te gustan)

Los síntomas del embarazo pueden ser maravillosos, como sentir las patadas de tu bebé, pero hay síntomas que no te gustan, que te resultan desagradables y antiestéticos, sobre todo cuando te miras al espejo. Por fortuna, la mayoría desaparece tras el parto o la lactancia. Aquí te contamos cuáles son, a qué se deben y cómo puedes prevenirlos.

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2 Síntoma: Los pezones se oscurecen

Las hormonas del embarazo muy pronto empiezan a preparar a tus pechos para la lactancia. Incluso puedes notar algunos cambios en ellos antes de hacerte el test de embarazo. Uno de los cambios se producen en los pezones, que se oscurecen y agrandan. Apreciarás unas minúsculas protuberancias en la zona de la areola (como granitos), conocidas como tubérculos de Montgomery. Son unas glándulas sebáceas que segregan grasa para lubricar los pezones durante la lactancia y evitar las infecciones. El tono oscuro se debe a un exceso del pigmento melanina en la piel, y es un efecto que desaparece cuando las hormonas vuelven a sus niveles normales tras el parto y la lactancia.

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3 Síntoma: Estrías en la tripa

Muchas embarazadas desarrollan esas odiosas estrías, sobre todo en la última fase del embarazo cuando la tripa crece más y la piel tiene que seguir estirándose. Es uno de los síntomas más desagradable y antiestéticos del embarazo. Las buenas noticias son que se pueden prevenir en parte y que suelen desaparecer.

Esas líneas rojas son en realidad unos minúsculos desgarros de la dermis que tienen lugar cuando la piel se estira superando su límite. En su aparición influye mucho la genética y el tipo de piel. Para prevenirlas aplícate en la tripa crema hidratante después de la ducha diaria. Pronto se difuminarán y a los seis meses del parto solo serán unas pocas líneas plateadas que únicamente percibirás tú. Y si no ocurre, acude a un centro de estética, donde te informarán de diferentes tratamientos para minimizarlas.

4 Síntoma: Tus pechos se llenan de venas 

6 Síntoma: Varices y piernas pesadas

Las varices, otro de los síntomas que menos te gustan del embarazo y que más desagradables resultan, porque además pueden doler. Tienen varios orígenes. Por un lado, la cantidad de sangre que circula por el cuerpo aumenta considerablemente durante el embarazo. Por otro, el peso del bebé, que presiona los vasos sanguíneos de las piernas, de forma que la sangre se estanca en las venas y hace que se hinchen. Y, por último, no te olvides de las hormonas del embarazo, que provocan una dilatación de los vasos sanguíneos. Sin embargo, volverás a lucir tus piernas, ya que las venas suelen recuperar su estado normal a los tres o cuatro meses del parto y, aunque persistan, serán menos prominentes. Antes que nada, ayuda a prevenir las varices manteniéndote activa durante el embarazo, usa medias de compresión, levanta los pies cuando te sientes (siempre que puedas) y no cruces las piernas.