"He tenido un aborto espontáneo, ¿y ahora qué?"
El aborto espontáneo o la detención del embarazo en el primer trimestre es un drama para la mujer (o pareja) embarazada. Significa una gran desilusión, incluso un proceso de duelo y despedida de todos los planes y expectativas creados alrededor de embarazo (cambios sociales, laborales y personales...).
Para las profesionales sanitarios que vemos todos los días mujeres embarazadas, el aborto espontáneo es algo muy habitual y común. El diagnóstico del aborto puede darse en la primera consulta, cuando se inicia el control normal de la gestación, o lo que es más habitual, cuando se consulta en el servicio de urgencias por un sangrado vaginal asociado o no a dolor abdominal.
La pérdida del embarazo es tremendamente frecuente, en términos generales, suele afectar hasta un 20% de los embarazos, lo que sería 1 de cada 5 y es más frecuente aún cuanto más mayor es la gestante, sobre todo, cuando la edad está por encima de los 38 años.
Las causas de pérdida de embarazo son variadas, aunque lo más frecuente, en el más del 50% de todos los casos de aborto espontáneo es la presencia de alteraciones en la dotación genética de los embriones, y que conlleva de forma natural la paralización de estos embarazos. Existen otros casos en los que se asocia una enfermedad materna que puede desencadenarlos, como puede ser el síndrome antifosfolípido, o la diabetes mal controlada.
Ante la pérdida de un bebé, no te sientas culpable
En contra de lo que tradicionalmente se cree, podemos asegurar que el aborto no será consecuencia del ejercicio físico, de los esfuerzos, o de la actividad laboral. Es decir, el destino del embarazo es independiente del reposo o de la actividad física realizada, por lo que una mujer no tiene que sentirse culpable de si éste ha ocurrido o no.
Cuando un embarazo está destinado a detenerse poco puede realizar la gestante para evitarlo. Existe la posibilidad de emplear progesterona durante las primeras semanas, que ha demostrado la tasa de aborto en mujeres que han presentado un sangrado durante el primer trimestre.
Los abortos no tienen por qué repetirse en los siguientes embarazo. Lo que una mujer que ha tenido un aborto debe saber es que lo más probable la siguiente gestación evolucione de forma normal. Cierto es que la tasa recurrencia, o de que ocurra un nuevo aborto es algo más alta en mujeres con un aborto previo que en mujeres que no lo tuvieron, sobre todo por encima de los 35 años.
El tratamiento, según el tipo de aborto
Existen distintos tipos de aborto pero los tratamientos son similares para todos los casos de primer trimestre:
Abortos diferidos. Son aquellos en los que no ha existido sangrado en el embarazo y en los que la mujer muchas veces no ha tenido síntomas sospechosos. En estos casos el diagnóstico se hace por una ecografía. Puede visualizarse un embrión que no presenta latido cardíaco, o puede sólo visualizarse una vesícula gestacional que, tras pasar unos días al realizar un control ecográfico, no se confirma crecimiento de la misma.
Abortos completos e incompletos. En ambos existen síntomas en la embarazada tipo sangrado y dolor abdominal parecido al de una menstruación pero en intensidad mayor, y que conllevan la expulsión de parte del embarazo (un aborto incompleto), o que finalmente se haya expulsado el contenido uterino completamente (aborto completo). En los casos de aborto completo el tratamiento no suele ser necesario, tan sólo dar soporte para controlar el dolor si existe y el sangrado si es muy excesivo.
"¿Me tendrán que hacer un legrado?"
En pocas ocasiones precisa de legrado para controlar los síntomas. En el caso de los abortos incompletos pueden plantearse diferentes opciones de tratamiento:
- A veces la simple espera puede ser válida para conseguir un vaciado completo del útero.
- En otras ocasiones se recomienda un ayuda para finalizar esta evacuación uterina.
- El tratamiento puede consistir también en realizar un legrado uterino (vaciar el útero a través de una intervención quirúrgica), o plantear un tratamiento médico con pastillas que favorecen las contracciones uterinas.
Las alternativas de tratamiento ante el diagnóstico de un aborto espontáneo es un asunto que debe de tratarse con el ginecólogo responsable y tomar la decisión en conjunto del mejor tratamiento para cada mujer.