Aborto espontáneo: Todos los fármacos para su tratamiento
El empleo de métodos naturales o fármacos para la evacuación uterina ha sido empleado desde hace siglos, aunque la intención de su empleo era para la evacuación de gestaciones no deseadas o inesperadas. Esto nos ha permitido conocer los potenciales beneficios que pueden tener el empleo de estos medicamentos en el embarazo normal.
Entre estas sustancias se encuentran sustancias denominadas prostaglandinas cuyo efecto sobre el útero es la generación de contracciones uterinas. Esto es muy útil en casos de sangrados posparto en los que conseguir una contracción uterina eficaz disminuye el sangrado en casos de hemorragia. De igual modo, al generar contracciones pueden emplearse como inductores del parto en mujeres a los que se las indicado una finalización del embarazo por diversas causas.
Su utilidad es también clara como tratamiento de aquellos embarazos que no han evolucionado de forma satisfactoria. Éste es el caso de los abortos del primer trimestre. El diagnóstico de aborto primero lleva un sentimiento de pena y pérdida para la mujer y la pareja. Pero tras este primer momento de disgusto la siguiente duda que se plantea es la de búsqueda de tratamiento y solución del problema.
Provocar un sangrado intenso
La primera opción de tratamiento, cuando es preciso, es la de ofertar un tratamiento médico con prostaglandinas con la intención de desencadenar un sangrado abundante para la expulsión de los restos abortivos. Este efecto es mucho más fisiológico y parecido a un aborto si lo comparamos con el tradicional legrado.
Su principal ventaja es evitar la intervención quirúrgica, mucho más agresiva, y con posibles complicaciones secundarias a la técnica y por supuesto a la anestesia general necesaria para su realización. Además el tratamiento médico no precisa de ingreso hospitalario y la paciente no vive la sensación de enfermedad. Aunque en ocasiones puede resultar desagradable para muchas mujeres la expulsión vía vaginal de los restos facilita el proceso de superación de la pérdida.
Para el tratamiento médico suele emplearse la prostaglandina misprostol asociado o no a la toma previa de mifepristona. La asociación de estos dos fármacos parece que mejora la posibilidad de éxito del tratamiento, sobre todo en gestaciones más evolucionadas.
La dosis recomendada suele variar entre 800 y 1000 mg y pueden administrarse en dosis única o fraccionadas repetidas. La vía de administración también es variable según los protocolos. Puede emplearse la vía vaginal, la vía transrectal, la vía oral o una combinación entre vía oral y vaginal (la mitad de dosis por cada vía de administración).
Ultrasonido de control a los pocos días
La tasa de éxito del tratamiento es de un 80% con un sólo ciclo de tratamiento. Esta tasa sube a un 90% cuando se aplican dos ciclos de tratamiento. No obstante en algunos casos pueden decidirse no darse segundo ciclo tanto por causa médica como por deseo de la paciente.
El tratamiento médico requiere que, tras la administración de la medicación y tras el paso de un tiempo prudencial, habitualmente entre 2 y 7 días, se realice una ecografía de control para comprobar la efectividad del tratamiento.
¿Cuándo puedo volver a quedarme embarazada?
Una vez que se ha confirmado la vacuidad del útero, la siguiente menstruación suele tener un periodo de aparición variable entre 3 a 6 semanas. Esta primera menstruación suele ser algo más abundante en cantidad y los restos pueden ser más densos de lo habitual. En ocasiones aparece aproximadamente un mes tras el tratamiento, pero no es raro que se retrase hasta 6 semanas.
Si su aparición se demora más, se debería de realizar un test de embarazo. A partir de esta menstruación es cuando se permite la búsqueda de embarazo de nuevo, cuando se considera que el proceso ha finalizado y cuando se puede datar de forma adecuada el embarazo por la fecha de la última regla.