Pescado que puedes (o no debes) tomar si estás embarazada
No cabe ninguna duda de que el pescado es un alimento extraordinario, con múltiples beneficios para la salud y recomendado por unanimidad en todas las dietas y a todas las edades. Aporta proteínas de alto valor biológico, minerales (yodo, potasio, selenio, calcio,), vitaminas, y algunas variedades los conocidos ácidos grasos omega 3 (poliinsaturados de cadena larga), muy beneficiosos para la salud. Su consumo ha demostrado reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares, y de diabetes mellitus. Debe estar presente en toda dieta equilibrada, y están recomendadas 3 o 4 raciones del mismo a la semana. ¿Por qué entonces están apareciendo noticias alertando acerca del consumo de ciertos pescados durante la infancia, el embarazo y la lactancia?
Nuevas recomendaciones sobre el consumo de pescado
Con el objeto de compatibilizar los beneficios del consumo de pescado minimizando al máximo el riesgo de exposición al mercurio, la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición ha publicado en el año 2019 nuevas recomendaciones de consumo de pescado respecto de su contenido de mercurio:
•Para población en general: se aconseja el consumo de hasta 3 o 4 raciones de pescado por semana, procurando en todos los casos variar las especies entre pescados blancos y azules.
•Para la población vulnerable se precisa de recomendaciones más estrictas específicas para las cuatro especies identificadas con un alto contenido en mercurio: pez espada/ emperador, atún rojo (thunnus thynnus), tiburón (cazón, marrajo, mielgas, pintarroja y tintorera) y lucio.
- Mujeres embarazadas, que planeen llegar a estarlo o en período de lactancia y niños hasta 10 años, evitar el consumo de esas cuatro especies.
- Niños entre 10 y 14 años limitar el consumo de esas cuatro especies a 120 gramos al mes.
El consumo de pescado en el embarazo es seguro
Pero entonces … ¿podemos considerar seguro el consumo de pescado en el embarazo? Claro que si. No solo es seguro, sino que es altamente recomendable, evitando únicamente estos pescados que os hemos explicado y siguiendo las recomendaciones ya explicadas anteriormente para evitar toxiinfecciones alimentarias, como el contagio por anisakis.
Los pescados grandes, desaconsejados
Esto no se debe al pescado en sí, sino a la contaminación del mismo por el mercurio. Este es un mineral que forma parte de la corteza terrestre, y debido a procesos naturales (erosión de rocas y actividad volcánica) y también a la acción del hombre (industria, minería, eliminación de residuos…) se libera al medioambiente. Parte de ese mercurio, particularmente su forma orgánica, se encuentra en el agua, en forma de metilmercurio.
Es esta la forma más tóxica del mercurio, y la que mayor preocupación causa desde el punto de vista sanitario, ya que contamina el pescado, en especial pescados grandes, donde se encuentra a muy elevada concentración en algunos casos. Como hemos visto, s pescados con más elevada cantidad de mercurio son los más grandes: pez espada o emperador, el atún rojo, tiburón y el lucio.
Después de su ingesta oral, el metilmercurio se absorbe en el organismo mucho más rápida y ampliamente que el mercurio inorgánico, y dada su naturaleza lipofílica, hace que pueda atravesar fácilmente la placenta y la barrera hematoencefálica, y su paso a leche materna, por lo que es especialmente peligroso en el embarazo y la lactancia.
El metilmercurio afecta al sistema nervioso central en desarrollo, de ahí que el feto y los niños más pequeños sean los más vulnerables a este metal. También se han observado efectos sobre la ganancia de peso corporal, la función locomotora y la función auditiva. Estudios recientes indican que presenta efectos inmunotóxicos en el desarrollo a bajas dosis, pero se necesita más información.
Desde la antigüedad se conocen los efectos tóxicos del mercurio, pero no fue hasta 1968, a raíz de la contaminación de la bahía de Minamata (Japón) -por un vertido de mercurio procedente de una industria química- cuando se relacionó su toxicidad con el consumo de pescado contaminado. La primera evaluación del riesgo por la ingesta de mercurio disponible a nivel internacional fue realizada por el Comité de Expertos FAO/OMS en el año 1972.