Hemorragia en el primer trimestre de embarazo
La amenaza de aborto
Una de las causas más frecuentes de preocupación al comienzo de la gestación es la aparición de sangrados en el primer trimestre de embarazo. Incluso excluyendo las ya comentadas hemorragias de implantación, el sangrado puede aparecer hasta en la mitad de los embarazos. Una causa frecuente es que aparezcan después de una relación sexual, dada la mayor friabilidad de la vagina que existe en estos momentos debido a cambios hormonales. Si no es claramente ésta la causa de tu sangrado, debes consultar con tu tocólogo.
Casi la mitad de los embarazos en los que aparece sangrado vaginal acaban en un aborto espontáneo. Por tanto, ante un sangrado vaginal en el primer trimestre de embarazo (excluyendo las hemorragias de implantación y los posteriores a relaciones sexuales) existe una amenaza de aborto mientras no se demuestre lo contrario.
Si consultas por un sangrado de este tipo, tu tocólogo te explorará cuidadosamente (no pasa nada por ello) y te realizará una ecografía vaginal si dispone de ella (tampoco supone riesgos). Con esta ecografía tratará de identificar la localización del embarazo (descartar embarazos extrauterinos o ectópicos) y determinar su viabilidad (presencia embrionaria y de latido). Es posible que existan dudas, en cuyo caso podrá verte pasados unos días para comprobar la evolución o incluso completar el estudio con la cuantificación en sangre de los niveles de β-hCG (la misma hormona del test de embarazo.
Si te diagnostican una amenaza de aborto es probable que te recomienden reposo relativo (físico, psíquico y sexual) o incluso absoluto si hay hematomas placentarios que aumenten el riesgo. Algunos tocólogos también recomiendan gestágenos (orales o vaginales). Sin embargo, ninguna de estas medidas se ha comprobado que resulte realmente efectiva. Se sabe que hasta el 15-20% de todos los embarazos acaban en un aborto precoz y esto se debe mayoritariamente a alteraciones genéticas incompatibles con la vida y por lo general no heredables.
Muchas parejas a las que les ocurre un primer aborto precoz tienden a culpabilizarse (a ellos mismos o entre sí) o a preocuparse por no poder tener embarazos viables. Es muy comprensible la tristeza asociada a la pérdida precoz de la gestación, pero con lo que hemos comentado esperamos que las parejas entiendan que ni la preocupación por el futuro reproductivo ni la búsqueda de culpables tiene sentido alguno en estos casos, ya que se trata de un fenómeno bastante frecuente e inevitable.