Medicamentos y vacunas en el embarazo
Hay que consultar siempre con el médico
El mayor riesgo de malformaciones fetales asociadas al consumo de medicamentos se produce en este segundo mes de embarazo. Por tanto, si estás tomando alguna medicación de forma crónica o vas a iniciar la toma de alguna medicación, debes consultarlo siempre con tu tocólogo habitual o tu médico de familia.
A pesar de esto, hay muchos medicamentos que se pueden tomar durante el embarazo y que son probablemente seguros. Decimos probablemente porque apenas existen fármacos sobre los que se hayan realizado ensayos clínicos durante el embarazo por razones éticas obvias. Por esta razón, la gran mayoría de medicamentos advierte en sus prospectos que se deben evitar durante el embarazo, incluso los que habitualmente se recetan en el embarazo. Aunque leas esto, si el médico que te los ha prescrito sabía que estabas embarazada habrá valorado la relación entre riesgos y beneficios antes de recetártelo. Si tienes dudas, vuelve a consultar antes de dejar de tomarlos por tu cuenta.
La clasificación por la que habitualmente se guiará tu médico antes de prescribirte un fármaco durante el embarazo es la que propone la FDA (Food and Drug Adminstration) americana. Trataremos de explicarla de forma sencilla:
En cuanto a las vacunas, los riesgos que presentan para el feto son fundamentalmente teóricos. De cualquier manera, se recomienda evitar aquellas que contengan virus vivos atenuados (sarampión, paperas, rubéola…), pero si has recibido una vacuna de este tipo durante el embarazo o poco antes de quedarte embarazada los riesgos son mínimos. Otras vacunas son recomendables para la embarazada, como la de la gripe o el tétanos. Por último, hay un grupo de vacunas que son recomendables cuando hay un elevado riesgo de exposición (fiebre amarilla, hepatitis A…).
Radiaciones y gestación
Las radiaciones han sido tradicionalmente consideradas como "tabú" cuando se trata de embarazadas, incluso entre los propios médicos. Es cierto que no existe ninguna dosis de radiación absolutamente segura, ni siquiera la que recibimos constantemente de la naturaleza. Sin embargo, las dosis de radiación necesarias para que se incremente en la práctica el riesgo de malformaciones fetales son mucho mayores que las recibidas en una radiografía o incluso en un escáner. En consecuencia, si te han hecho una radiografía estando embarazada no debe ser causa de alarma.