Etapas del Embarazo: Séptimo mes de embarazo
¡No para de dar patadas!
La actividad de tu bebé es frenética. El desarrollo neurológico le permite mover sus músculos y tu útero aún es un espacio lo suficientemente amplio para estirarse a placer (en un par de meses, habrá crecido y engordado tanto que apenas le quedará espacio). Si tenías previsto hacerte una ecografía en 3D, ahora es el momento. ¡Es emocionante!
Cambios en la madre, en este mes percibirás con fuerza los movimientos fetales
Desarrollo fetal: el cerebro madura rápidamente, comienza a aprender y a tener mayor sensibilidad
Pruebas a realizar: descansa de pruebas este mes, aunque es el momento ideal de la ecografía 3D
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La ecografía 3D y 4D
En los últimos años hemos asistido al auge y popularización de las ecografías tridimensionales, en las que continuamente se mejora su consecución en tiempo real (4D) y la espectacularidad de sus imágenes. Cada vez más padres se preguntan si "merece la pena" realizarse esta ecografía, y por ello queremos darte algunos argumentos para que tomes tu decisión.
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¿Cuándo se puede realizar?
Teóricamente, en cualquier momento a partir del segundo mes, lo que ocurre es que hay una época ideal alrededor de la semana 28 (entre la 25 y la 32) en la que se le puede sacar mayor partido para ver la cara y las expresiones del feto. En estas semanas el feto ha alcanzado un momento del desarrollo en el que sus facciones y sus gestos se van a parecer mucho a los que tenga cuando nazca. Además, todavía hay una buena relación entre el tamaño del feto y la cantidad de líquido amniótico, siendo esta última suficiente para permitir gran número de movimientos y también una "interfaz" necesaria para poder realizar la ecografía 4D. Esperar más allá de la semana 31-32 conlleva el riesgo de que no exista suficiente líquido amniótico delante de la cara del feto como para conseguir una imagen tridimensional reconocible.
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¿Es cara?
A día de hoy sí es relativamente costosa. De forma orientativa, su precio puede rondar en nuestro país los 150-180 euros. Su alto precio se justifica por la gran inversión que supone el equipo ecográfico necesario para su realización y porque, en teoría, los profesionales que las realizan deberían tener un elevado nivel de especialización en ecografía obstétrica. Desgraciadamente, esto último no siempre sucede, ya que, como en casi cualquier actividad profesional que puede resultar atractiva por sus beneficios, aparecen personas sin la cualificación necesaria que pretenden lucrarse. Debes saber, además, que en aproximadamente un 10-20% de los casos no se obtienen imágenes óptimas (por la posición del feto y la placenta, por la falta de líquido, por obesidad materna…). Por tanto, antes de elegir el centro donde te vayas a realizar el importante desembolso para esta ecografía, es conveniente que indagues acerca de la cualificación del personal que la realiza y sobre si el precio se mantiene independientemente de la calidad de las imágenes 4D que se puedan obtener.
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¿Es necesaria?
No. En la actualidad se consideran imprescindibles únicamente las tres ecografías bidimensionales estipuladas por la S.E.G.O. Con estas tres ecografías se cubre una altísima proporción de los posibles problemas que se pueden diagnosticar por ecografía y por ello muy pocos hospitales públicos incorporan actualmente la tecnología 3D/4D.
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¿Aporta beneficios?
Sin duda, principalmente desde el punto de vista psico-afectivo, ya que para la mayoría de los padres resulta una experiencia inolvidable este primer contacto con su hijo. Para muchos padres es muy tranquilizador ver la forma de la cara, los genitales, las manos, los pies… de sus hijos y comprobar fehacientemente su normalidad. Observar sus gestos y su actividad intrauterina suele despertar emoción y sorpresa. Desde el punto de vista diagnóstico, el valor de la aplicación de la ecografía 3D/4D en su modo superficie (el más popular) no aporta datos respecto a lo que se puede diagnosticar con la ecografía bidimensional. Otras aplicaciones de la ecografía 3D, como fundamentalmente la reconstrucción multiplanar, comienzan a tener aplicación práctica para el estudio de algunas malformaciones, especialmente del sistema nervioso central y del paladar. En cuanto al modo STIC para el estudio del corazón fetal, es una herramienta prometedora para su estudio "off-line" (o post-procesado en un momento posterior al de la realización de la ecografía), pero no aporta valor a la ecocardiografía bidimensional realizada por un experto.
Lo que sí que es cierto es que los equipos ecográficos necesarios para realizar estas ecografías son de alta gama, puesto que se requiere una muy buena definición en 2D para conseguir un buen 3D/4D. Por tanto, si estás en manos de un buen ecografista, no solamente te llevarás una ecografía con la cara de tu hijo, sino que además se te realizará una ecografía bidimensional de alta resolución en la que sí se podrían diagnosticar problemas que pasasen desapercibidos en la semana 20. Por tanto, esta ecografía, realizada en la semana 28, puede resultar un buen complemento durante el prolongado hueco que transcurre entre la ecografía de la semana 20 y la de la semana 32-34.
El comportamiento fetal
La aparición de la ecografía 3D y especialmente del modo 4D (3D en tiempo real) ha abierto el camino para el estudio pormenorizado de la conducta fetal, que se encuentra íntimamente relacionada con el desarrollo neurológico. Por tanto, la ecografía 4D constituye una herramienta para comprender mejor la evolución neurofisiológica fetal, y este es un campo de investigación que se encuentra en desarrollo en la actualidad.
Gracias a todo este desarrollo tecnológico, comenzamos a comprender y categorizar una serie de pautas específicas en la conducta fetal. Es de esperar que en un futuro próximo se pueda extraer del comportamiento fetal conclusiones acerca de su grado de bienestar. A más largo plazo, es posible que los estudios en este campo permitan descubrir algunas claves sobre las causas de las disfunciones cerebrales que acontecen antenatalmente, ya que a día de hoy sabemos que más del 80% de las parálisis cerebrales que clásicamente se han achacado al momento del parto en realidad se generan en periodos anteriores.
Con la ecografía 2D convencional somos capaces de percibir acciones como el bostezo, la succión o la ingesta.
La ecografía 4D permite incorporar el estudio de toda una gama de expresiones fetales, como la sonrisa, el llanto, la apertura y cierre de los párpados y nos ayuda a percibir sus sentimientos de aburrimiento, preocupación, tristeza, alegría, tranquilidad, sueño… En la gran mayoría de los casos, las imágenes obtenidas ayudan a transmitir una sensación de tranquilidad a los padres y a crear nuevos lazos afectivos con su hijo.
Además, todos estos movimientos y expresiones fetales son similares a los que están presentes al comienzo de la vida neonatal, ya que se ha confirmado la existencia de una continuidad prenatal-neonatal incluso de los movimientos más finos (incluida la mímica facial) que pueden ser demostrados con la ecografía 4D en el tercer trimestre.
Dolor lumbar
El dolor de espalda, especialmente en la zona lumbar, es una molestia que frecuentemente aqueja a las embarazadas, llegando a afectar a casi la mitad de ellas en algún momento del embarazo. A partir de este mes es más probable que sufras molestias en la espalda derivadas del considerable peso acumulado en la zona anterior del abdomen, que obliga a un mayor esfuerzo a la musculatura lumbar y también a modificaciones en las posturas derivadas del cambio en el centro de gravedad y de la incomodidad que comienza a suponer el tamaño uterino.
El dolor lumbar típico de la embarazada suele localizarse en la parte posterior de la pelvis y en la zona glútea. Si el dolor se transmite hacia la pierna probablemente exista un componente ciático (compresión de las raíces nerviosas que salen de la columna lumbar): en este caso debes consultar con tu tocólogo o médico de cabecera, ya que necesitarás reposo, analgesia y quizás relajantes musculares. También debes consultar si el dolor es intenso y no se soluciona con las medidas que luego te propondremos. Por supuesto, debes consultar si el dolor se acompaña de fiebre (puede tratarse de una pielonefritis) o de sensación de endurecimiento de la tripa (pueden ser contracciones).
Para evitar o disminuir las molestias lumbares durante el embarazo, te proponemos que:
- Prestes atención a tu postura, manteniendo en la medida de lo posible la espalda recta, evitando caminar dejándote caer hacia delante o sacando tripa.
- Evites el tacón alto. Son recomendables los calzados de tacón bajo y que permitan un buen apoyo de la planta del pie.
- Evites levantar objetos pesados. Si tienes que levantar algo del suelo, primero flexiona tus rodillas manteniendo la espalda recta y nunca trates de levantarlo flexionando la cadera.
- No pases mucho tiempo de pie sin moverte, ya que esta postura sobrecarga la zona lumbar.
- Procura sentarte en sillas que tengan un buen apoyo para la espalda.
- A la hora de dormir, evita los colchones demasiado blandos y hazlo de lado. Un buen truco para mantener la espalda recta es colocar una almohada entre las piernas.
Si a pesar de estas medidas presentas molestias habituales, puedes aliviar el dolor usando una manta eléctrica y tomando como analgésico de elección el paracetamol cada 6-8 horas (siempre que no presentes alergias ni contraindicaciones para la toma de este medicamento, por supuesto). No es recomendable en estos momentos del embarazo utilizar otro tipo de analgésicos conocidos como antiinflamatorios no esteroideos (AINEs) de forma prolongada por sus posibles repercusiones sobre la circulación fetal (cierre del ductus arterioso). Si con estas medidas y el paracetamol no se te pasa el dolor, también deberías consultar con tu tocólogo.
Trastornos urinarios
La infección urinaria es la patología médica más frecuente en el embarazo junto con la anemia, llegando a afectar al 10% de todos los embarazos. Estas infecciones deben ser identificadas y tratadas, puesto que de lo contrario pueden derivar en pielonefritis (infección en el riñón) y parto pretérmino. El tercer trimestre es un momento especialmente propicio para que se puedan manifestar las consecuencias de una infección de orina no identificada a tiempo.
El embarazo predispone por varias razones al crecimiento de bacterias en la orina. En primer lugar, los uréteres (tubos que conectan el riñón con la vejiga) y la vejiga tienden a la dilatación y a la disminución de sus movimientos debido a que la progesterona relaja su musculatura. Además, en el tercer trimestre el útero rota hacia la derecha, comprimiendo el uréter de este lado favoreciendo la congestión: se cree que por esta causa hasta el 90% de las pielonefritis en las embarazadas se producen en el lado derecho. Por otra parte, debido a que el volumen de sangre en la embarazada es mayor, también lo es la cantidad de orina que filtran sus riñones. Todas estas circunstancias colaboran para que en la embarazada exista una predisposición al estancamiento de la orina y que ésta sea colonizada por las bacterias. De hecho, el embarazo es una de las pocas indicaciones para poner tratamiento antibiótico ante la presencia significativa de bacterias en la orina sin que existan síntomas clínicos (bacteriuria asintomática), ya que esta situación en el embarazo puede derivar con facilidad en cistitis y pielonefritis.
Por todo ello, ya desde el primer trimestre del embarazo se debe llevar a cabo un cribado de la infección urinaria, realizando un cultivo de orina. Siempre que un cultivo de orina resulte positivo se te pondrá tratamiento antibiótico y se comprobará con otro urocultivo unos días después de finalizar el tratamiento que la infección se ha curado. En aquellas mujeres en las que persista la infección en repetidas ocasiones a pesar del tratamiento antibiótico se valorará la necesidad de hacer un tratamiento más largo. No es infrecuente que algunas embarazadas, tras leer el prospecto del antibiótico recetado, decidan dejar de tomarlo – o incluso no iniciarlo – por su cuenta. Las consecuencias que se pueden derivar de ello no son despreciables, puesto que una leve infección urinaria (aunque no de síntomas) mal tratada durante el embarazo puede derivar en una infección en el riñón (pielonefritis) con dolor intenso, fiebre alta y diseminación de las bacterias a través de la sangre. Estas bacterias pueden viajar hasta la bolsa amniótica y el feto, estimulando las contracciones y pudiendo provocan un nacimiento prematuro con un niño infectado. Las pielonefritis, dada la gravedad que suponen para el embarazo, suelen requerir ingreso hospitalario y tratamiento antibiótico intravenoso. Si se detectan y tratan a tiempo, en la mayoría de las ocasiones (>95%) estas pielonefritis evolucionan favorablemente al cabo de 48 horas.
Las embarazadas pueden contribuir a evitar las consecuencias de las infecciones urinarias de varias maneras:
- Acudiendo a todos sus controles del embarazo y realizando las pruebas de orina que se les soliciten
- Cumpliendo de forma completa los tratamientos antibióticos que se les prescriban
- Bebiendo abundante agua (>2 litros diarios)
- Secándose de delante hacia atrás después de orinar para no favorecer el desplazamiento de bacterias desde el ano. Lo mismo para limpiarse después de la deposición
- Procurando orinar frecuentemente, evitando la acumulación de la orina
- Usando ropa interior de algodón y evitando la ajustada de licra
- Acudiendo al médico (tocólogo o de cabecera) cuando sientan síntomas que puedan ser debidos a una infección de orina: escozor al orinar, urgencia miccional, y sensación de "quedarse con más ganas" después de orinar. Sin embargo, al final del embarazo y debido a la compresión uterina es algo normal tener que orinar muchas veces y sentir rápidamente el deseo de volver a hacerlo, lo que no se debe confundir con una infección de orina
No sé cómo dormir
Es evidente que no podrás dormir en decúbito prono, es decir, “boca-abajo”, pero debes evitar hacerlo en decúbito supino, es decir, “boca-arriba”, puesto que tu útero ya tiene un gran tamaño y podría comprimir la porción de la vena cava (la más grande del organismo) que discurre por detrás de él y por delante de la columna, comprometiendo el retorno de sangre para ti y para tu niño. Es posible que experimentes en alguna ocasión que te mareas si permaneces algún tiempo boca-arriba en este momento del embarazo, y es por esta causa. Si te ocurre, ponte de lado y notarás un alivio casi inmediato.