“Tengo contracciones antes de tiempo, ¿qué hago?”
Muchas mujeres presentan durante su embarazo contracciones uterinas mucho antes de lo habitual o de su fecha probable de parto. Dependiendo del número, frecuencia y de la intensidad de aparición de las contracciones, pueden considerarse como normales en cualquier embarazo, hasta suponer un riesgo para desencadenar un parto prematuro. El parto prematuro es aquel que se produce antes de la semana 37 de gestación. Saber diferenciar de qué tipo de contracciones estamos hablando es algo que puede resultar difícil. Vamos a dar unas pautas para diferenciar las contracciones de parto y las no lo son.
Contracciones que no desencadenan el parto
- “Entrenan” el útero para el parto. Durante todo el embarazo y de forma progresiva, conforme va aumentando el tamaño del útero, se van a producir contracciones. Son contracciones completamente normales que tienen su función, ya que favorecen la preparación del útero para el parto, y favorecen la conexión entre las propias células uterinas para su coordinación en ese momento. Sería el entrenamiento que tiene que hacer el útero para estar preparado físicamente para poder mantener el trabajo del parto.
- Molestas sí, pero no dolorosas. Habitualmente estas contracciones son esporádicas, no suelen ser dolorosas, o tan solo levemente molestas. Pueden aparecer asociadas a la actividad física, al caminar, al ejercicio, incluso al estrés. Es común que una mujer embarazada pueda presentar contracciones tras una discusión, o un evento traumático, un accidente, etc…
- Remiten con el reposo e hidratación. De igual forma que vienen, las contracciones suelen desaparecer con el reposo o con la relajación, o con la desaparición del evento desencadenante. Hidratarte bien, bebiendo líquidos, descansar y relajarte para observar si desaparecen es un truco formidable para clasificar estas contracciones como “no peligrosas”.
Y las que provocan el parto
Las contracciones que pueden desencadenar un parto antes de tiempo suelen ser más intensas, frecuentes y regulares. Enumeramos sus síntomas:
- Contracciones que aparecen de forma espontánea habitualmente, sin un factor desencadenante como el ejercicio o el estrés.
- Suelen percibirse como molestas o dolorosas, con una intensidad variable, aunque normalmente mayor según sea el tamaño uterino. A más útero, más contracciones molestas o dolorosas.
- Estas contracciones no desaparecen con el reposo o la relajación y presentan una frecuencia muy regular y sin variaciones.
- Hay que observar si su aparición se acompaña de otros síntomas. Es fácil pensar que si las contracciones van asociadas a pérdida de líquido amniótico o sangrado sean contracciones que se asocien a trabajo de parto.
- Si las contracciones aparecen con fiebre o a malestar de la embarazada debe hacernos sospechar que puedan ser contracciones desencadenantes del parto. En estos casos, debes acudir sin duda al servicio de urgencias.
Hemos dado unas nociones sobre como intentar diferenciar las contracciones “peligrosas” o esas que pueden desencadenar un parto prematuro. No obstante, siempre debemos tener en cuenta que podemos consultar ante cualquier sospecha a los servicios médicos. Acudir a urgencias en caso de una duda de este tipo es algo bastante frecuente en la vida diaria de un paritorio. Así que no dudes consultar, seguro que estarán encantados de ayudarte y resolver todas tus dudas.